Brasil: El Gobierno no logra vencer el poder narco en favelas
“Río está al borde del estallido. Con la cercanía del Mundial hay mucha tensión entre los narcos y la Policía, y nosotros, los cariocas y los turistas, estamos indefensos en medio de esta guerra”. Lo comenta el diariero Carlos Martins al mostrar tres cartuchos de bala y varias piedras, restos de la última batalla en la Cidade Maravilhosa. La semana pasada, el puesto de Martins, en Copacabana, quedó en medio de un feroz enfrentamiento entre la Policía, narcotraficantes y habitantes de la favela Pavão-Pavãozinho, que protestaban por el asesinato de un joven supuestamente a manos de la Policía. Remanentes del Comando Vermelho, los narcos que dominaban esta favela aprovecharon para generar más disturbios y desataron la respuesta de la Policía. Estos episodios se multiplican desde hace meses, y su crecimiento hace que tanto los cariocas como el resto de los brasileños se pregunten cada vez más si el gobierno de Dilma Rousseff podrá garantizar la seguridad de los 600 000 visitantes del Mundial de Fútbol, que comenzará el 12 de junio. El lunes y ayer, la violencia resurgió. Nueve autobuses fueron quemados de la noche del lunes al martes en la zona norte de Río de Janeiro, donde se registraron protestas en dos favelas de la ciudad que dejaron al menos un muerto y varios heridos. En el conjunto de favelas de Alemao, en el norte de Río, tres autos fueron quemados cerca de la sede de la Coordinación de la Policía Pacificadora (CPP), la unidad que desde 2008 se encarga de “ocupar” las favelas. Durante la noche, un autobús fue incendiado en un enfrentamiento entre dos cuerpos de Policía brasileña y hombres armados, según datos de las fuerzas de seguridad. La prensa ha evocado la posibilidad de que las protestas en Alemao sean una reacción a la muerte, el domingo, de una señora de 72 años por disparos de bala en el barrio durante una acción policial. En otro incidente en otra favela, la del Morro do Chapadao, la muerte de un adolescente de 17 años cuando la Policía realizaba una operación contra el robo de autos en la zona, provocó la ira de los residentes, que acusan a las fuerzas del orden de haber matado al joven. Al menos cinco autobuses fueron quemados durante la protesta en Chapadao, mientras la Policía se incautó dos litros de gasolina y varias armas. Torturas y corrupción La presencia desde 2008 de las Unidades de Policía Pacificadora (UPP) en varias decenas de favelas de Río es criticada de forma recurrente por los residentes locales, que acusan a las fuerzas del orden de abusos, muertes indiscriminadas, torturas y corrupción. La Alcaldía de Río defiende, sin embargo, que el despliegue de 39 UPP en 174 favelas de la ciudad ha permitido disminuir el tráfico de droga, mejorar la seguridad y combatir a los grupos de narcotraficantes. “La Policía nos sigue considerando ciudadanos de segunda, entran a los tiros y no les importa quién muera; para ellos somos todos delincuentes. Los criminales buscan volver, usar la favela como base para vender más drogas durante la Copa, no se quieren perder ese gran negocio”, explicó a La Nación Sidinez Morais, de 64 años, vecino de Pavão-Pavãozinho que trabaja como portero en un edificio sobre la señorial avenida Atlántica. Para él, así como para la mayoría de la comunidad, no hay dudas de que fue la Policía Militar que, en un operativo la semana pasada, mató al joven Douglas da Silva Pereira, quien trabajaba como bailarín en un popular programa televisivo. Su cuerpo fue hallado en el patio de una escuela y despertó la ira de los residentes. La madre del joven acusó a los agentes de la UPP del asesinato. Desde noviembre, las tres bandas narcotraficantes -CV, Amigos dos Amigos y Terceiro Comando- que antes dominaban estas comunidades han lanzado embestidas contra las UPP para desestabilizar a las autoridades de cara al Mundial. Ante esta situación, a principios de este mes, el gobierno estatal pidió ayuda federal y envió 2 700 militares para ocupar la favela de Maré, donde los narcos se estaban rearmando. “La política de pacificación está en crisis. Hay un deterioro de su legitimidad, sobre todo en las UPP, pero no son solo ellas. Los índices de criminalidad bajaron mucho entre 2009 y 2012, pero se estancaron y a partir del año pasado comenzaron a subir de nuevo”, señaló el sociólogo Ignacio Cano, del Laboratorio de Análisis de la Violencia de la Universidad Estatal de Río de Janeiro. De acuerdo con datos del Instituto de Seguridad Pública, el año pasado los homicidios aumentaron un 9,7% en la ciudad (1 323 casos) en comparación con 2012. Los asaltos a transeúntes subieron un 22,6% (60 777), mientras que los asaltos a comercios se dispararon un 32,9% (6 929). Temas como la inseguridad, la corrupción, la inflación, el gasto en la organización del Mundial de Fútbol -que ha generado manifestaciones de rechazo- han afectado la imagen de la presidenta Rousseff. Ayer, un sondeo reveló que ella tiene un 37% de apoyo frente a un 43,7% de hace dos meses.
Fuente: Diario El Comercio