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Fabián Bustos: El mal arbitraje fue en las dos finales

Fabián Bustos cree que con “un arbitraje justo” el sábado pasado, en la final de vuelta, Delfín habría podido marcar los goles que necesitaba para ser campeón de la Copa Ecuador. Los mantenses vencieron 3-1 a Liga de Quito, que se coronó por el tanto de visita pese a ser 3-3 el marcador global. Pero del duelo vibrante que alcanzó ese nivel en gran medida por el ímpetu ofensivo cetáceo, por lo que parecía otra remontada épica como la conseguida ante Barcelona en semifinales, al DT le queda “un sabor de boca amargo” por una clara falta penal cometida por Antonio Valencia en los minutos de adición y que el juez Roddy Zambrano no pitó. De ese error arbitral y de los ocurridos en la ida, del orgullo que siente por lo hecho por sus jugadores, de su angustia e impotencia, de la ‘soberbia’ del quinto réferi, el argentino habló ayer, por vía telefónica, con este Diario.

Ganaron el partido pero no la Copa Ecuador. ¿Cómo queda el sabor de boca?

Tenemos un sabor amargo porque futbolísticamente fuimos superiores. Todo el partido hicimos las cosas muy bien. Dominamos al rival, lo sometimos y complicamos; les creamos incomodidad. Nos queda un mal sabor de boca por el mal arbitraje de las dos finales, porque no solo fue en esta (en Manta). Veníamos con la carga emocional de la ida (en Quito), donde hubo dos gravísimos errores que influyeron en el resultado y en la vuelta existieron tres que también influyeron. Esa es la angustia que uno siente, más allá del análisis táctico y del funcionamiento del equipo.

¿Qué opina del arbitraje de Roddy Zambrano?

No quiero nombrar a una sola persona porque parece que hay gente determinante que no colabora, no ayuda y que está para eso. El quinto juez, Jaime Sánchez, en el primer tiempo estaba a tres metros en las tres jugadas complicadas que hubo. Es imposible que no viera la mano del Choclo (José) Quinteros, es imposible que no viera la carga por la espalda
de Antonio Valencia contra Roberto Ordóñez cuando este podía anotar un gol tras un centro de Sergio López.

Tras esa carga Ordóñez le reclama a Valencia.

Él (el quinto árbitro) está ahí y ve el tumulto por la agresión de Valencia contra Ordóñez, que protesta que se marque penal. Valencia lo va a buscar, lo empuja y ahí se produce un encontronazo entre ambos. Pero es Valencia quien inicia todo y el quinto juez, Sánchez, está ahí y los separa. Él debía impartir justicia y marcar situaciones puntuales como ocurrió en Quito, cuando el quinto árbitro señaló un penal (a favor de Liga). En Manta hubo dos penales claros: una jugada de retención de Valencia, que se queda con la pelota por más de dos o tres segundos, y Sánchez tampoco le avisa a Zambrano. A Manta el arbitraje llegó con el peso del anterior, en Quito, que fue horrible, y termina con angustia total para nosotros. Nuestro dolor más grande es en el minuto 93, cuando Valencia agarra de la camiseta a (Williams) Riveros por la espalda y lo jala en el área. Se ve claro y Zambrano estaba perfectamente ubicado.

¿Le preguntó a Zambrano por qué no pitó el penal?

No pude preguntarle, no había forma con toda la gente que había. Sí hay cosas que no pueden pasar y que hizo el quinto árbitro Sánchez, como los gestos de soberbia.

Más que del campeón se habla de dos cosas: del espíritu de lucha del Delfín y del penal no pitado.

La verdad es grato que hablen del equipo. En el entretiempo y al final del partido les dije a los jugadores que me sentía orgulloso por la forma de someter al rival, por cómo jugaron y lucharon. Por el corazón que pusieron, por la entrega, por el fútbol, por el funcionamiento. Que hablen positivamente del equipo me hará sentir siempre bien. Ahora queda trabajar en la parte anímica para levantar a nuestros futbolistas por las cosas que sienten tras la final.

En la ida, un planchazo de Valencia no se sancionó y surgió el segundo gol albo.

Lo que nosotros deseábamos (el sábado) es que el arbitraje fuera lo más justo posible, que cometiera la menor cantidad de errores posibles. Con todo lo que había pasado en Quito creíamos fervientemente en eso. Creíamos que iba a ser un arbitraje justo. Después del planchazo de Valencia (contra Bruno Piñatares), que dicho por la comisión técnica era para (tarjeta) roja y él ya tenía una amarilla, y para unos era para otra amarilla y para otros roja directa, no debió haber valido el gol (de Andrés Chicaiza). Imaginé que iba a haber más justicia, que iban a estar más sensibles en los detalles. En Quito no cobraron un penal contra Carlos Garcés cuando estábamos 0-0. Pensábamos que en Manta todo iba depender de nosotros, de que pudiéramos generar las situaciones y convertirlas.

Pedro Perlaza lloró al final y pidió a los árbitros que “no ayuden a Liga de Quito”.

Lo que siente Perlaza es lo que sentimos todos: impotencia y angustia porque ante tres penales no cobrados ayer (el sábado), otro en Casa Blanca, la falta de Valencia en el segundo gol de Liga en la ida, hace que sea muy injusto que no consiguiéramos el título.

Delfín también falló varios goles ante Liga en el Jocay.

Hacerle tres goles a Liga en una final, crearle un montón de situaciones, pegar tiros en el travesaño, que sea una de las figuras el arquero Adrián Gabbarini, que no nos cobren tres penales son situaciones que hacen que realmente sea una anécdota que no hayamos hecho uno que otro gol más. Creo que con un arbitraje justo tranquilamente Delfín pudo haber marcado la diferencia (de goles) que necesitaba en el Jocay.

¿Qué harán ahora?, se vienen los playoffs de la LigaPro ante Independiente.

Vamos a enfrentar al campeón de la Copa Sudamericana, un título que logró con méritos propios y con mucha jerarquía. Nos queda hacer buenos partidos, esforzarnos; trabajar mucho en la parte emocional en la semana para estar fuertes el domingo. (D).

Fuente: El Universo.