Esta es la historia de ‘Firulais’, el perro que se convirtió en el símbolo de las protestas en Cuenca
Hay un rostro que conmovió al Ecuador durante los 11 días de protestas a escala nacional: el de un canino mediano que buscó en la multitud de las manifestaciones, una oportunidad para interactuar con la gente. Corrió, intentó evadir el gas pimienta, resistió y no se alejó de los caminantes en las calles de Cuenca que se manifestaron ante las medidas económicas anunciadas por el Gobierno el pasado martes 1 de octubre.
Este can, mediano, mestizo, café claro, fue bautizado por el pueblo cuencano como ‘Firulais’. Sin saberlo, el perro regaló al país una de las fotográficas más icónicas de las movilizaciones, que lo convirtieron en una suerte de representante social. En la imagen, que impacta al verla, él camina de frente hacia un cerco policial. Y en los videos -elaborados por usuarios de redes sociales- suena la voz de cantor Victor Heredia que da vida a la melodía Sobreviviendo.
“No quiero ver un día manifestando por la paz en el mundo a los animales” se escucha, mientras el animal corre junto a los manifestantes cuando el sonido de las detonaciones dispersan a la gente. En otra escena, el perro es socorrido por dos personas que lo cargan para garantizar su seguridad, en medio de las bombas lacrimógenas. “Cómo me reiría ese loco día, ellos manifestándose por la vida. Y nosotros apenas sobreviviendo, sobreviviendo…”, continúa Heredia. En otro video, la gente coreó “Tenemos a Firulais, tenemos a Firulais”, frente a la Gobernación de Cuenca.
Pero la de ‘Firulais’ es una historia que -tras el levantamiento del paro- se convierte en un signo de esperanza. Mario Álvarez lloró cuando se dio cuenta de que era su perro quien ‘lideraba’ las manifestaciones, quien se ganó el cariño y cuidado de la ciudadanía. “Él iba siempre adelante y después de ver las redes sociales, nos dimos cuenta de que era él. Gritamos: ¡Es nuestro perro! Supimos que lo rescataron y así pudimos encontrarlo”, dijo en diálogo con Unsión TV, canal televisivo cuencano. En esa entrevista, Mario reveló que el verdadero nombre del canino es Max y que tiene siete años. Él contó que su perro se perdió en el 2017 y -aunque realizaron varias jornadas de búsqueda- no lograron hallarlo. “Es una lección de vida, es como si fuese un ser humano.
Ahora tengo grabado en la cabeza que mientras uno esté vivo, mientras los busquemos, los podemos encontrar”, comentó. Después del emotivo encuentro, Max fue evaluado por un veterinario para establecer su estado de salud. El especialista halló restos de gas pimienta en sus ojos por su presencia en las manifestaciones. “Le estamos dando vitaminas y también lo desparasitamos. Él pasa feliz ahora”, aseguró Mario. No se conoce el recorrido de Max durante los dos años que estuvo lejos de casa o lo que tuvo que enfrentar en las calles, al igual que cientos de perros sin hogar en Ecuador. Pero su compañía y valentía son plausibles; recordadas por quienes caminaron junto a él.
Fuente: www.elcomercio.com
PI