Las víctimas del tranvía.
La construcción de un tranvía en Cuenca devino de una propuesta para mejorar la movilidad y disminuir el caos en la urbe, pero desde que empezó la obra, hace seis años, ha significado una afectación constante para los cuencanos. Gran parte de la ruta tranviaria pasa por las zonas comerciales del Centro Histórico, lo que ha significado para muchos perder sus negocios o en el mejor de los casos mantenerlos con préstamos.
Gustavo Jiménez, morador en la calle Mariscal Lamar, posee un taller de bicicletas desde hace treinta años. Él considera que su negocio ha logrado mantenerse en pie gracias a un crédito bancario y espera que la nueva administración municipal logre dar solución al problema y que el tranvía empiece a funcionar finalmente. De lo contrario teme que su negocio vaya a la quiebra.
En torno a esta preocupación, en días pasados, el alcalde Pedro Palacios, tras cumplirse cien días de su gestión, manifestó que está haciendo todo lo posible por solucionar problemas heredados de la anterior administración y que sería irresponsable dar una fecha de arranque, puesto que el problema jurídico de la obra no está en sus manos e incluso podría aplazarse la entrega definitiva para el próximo año.
La calle Gran Colombia también tiene a sus frentistas que han sido y siguen siendo perjudicados por los rieles del tranvía. Laura, que prefirió mantener su apellido en reserva, cuenta que su negocio de abarrotes se ve perjudicado por el hecho de que la gente no puede estacionar sus vehículos para comprar o en su defecto entregar mercadería. Señala que le da igual si el Tranvía entra o no en funcionamiento.
Con ella coincide Jorge Tapia, otro comerciante. Para él, la caída económica ha sido imposible de superar. Los negocios cercanos al suyo no duran ni tres meses, se instalan y al poco tiempo se van dada la poca afluencia de personas y el que no exista un lugar cercano para estacionar. Indica que aunque nunca estuvo de acuerdo con la construcción del tranvía ahora espera que pronto empiece a circular para que el sector vuelva a ser comercial otra vez y mejore la situación.
Hacia al norte se encuentra el local de Julio Collaguazo, que es visitado en su mayoría por turistas, pero con la llegada de la obra tranviaria se ha visto disminuida. Él debe laborar en otras actividades para mantener el negocio. Collaguazo espera que las autoridades trabajen por la ciudad y pronto den una respuesta a este problema.
Frente a este panorama la Empresa Pública Municipal de Desarrollo Económico, EDEC EP, a través de su dirección de Comunicación ha lanzado la iniciativa” Voy a la Ruta” que consiste en ocho campañas que duran 15 días cada una. La iniciativa tiene como objetivo promocionar los 1770 comercios que están a lo largo de la ruta tranviaria. La primera campaña denominada “ruta regreso a clases” ya está en marcha y hasta el 8 de septiembre la ciudadanía podrá comprar útiles escolares y uniformes, que a decir de Javier Coronel, funcionario de la EDEC EP, se están ofertando con buenos descuentos, facilidades de parqueo y extensión en los horarios de atención a través de los comerciantes. Coronel asegura que para llevar a cabo estas campañas de manera planificada se está trabajando con la Unidad Ejecutora del Tranvía, Áreas Históricas y Control Urbano.
Este Diario pidió una entrevista a la unidad ejecutora del tranvía, pero no hubo respuesta.
FUENTE: EL MERCURIO.