El ruido es un problema cada vez más serio.
Los molestosos pitidos de los vehículos, la música con el volumen alto en los comercios, las alarmas; en fin, hay un sinnúmero de sonidos que son ruidos en la ciudad de Cuenca, y que podrían estar afectando a los ciudadanos sin que se den cuenta.
Según un estudio de Cohorte de la Agencia Federal Alemana del Medio Ambiente, la población que esté expuesta a un nivel de ruido superior a los 65 decibelios tiene más probabilidades de sufrir un ataque al corazón a corto plazo.
Además de ello, como si fuera poco, la contaminación acústica excesiva interfiere en las actividades diarias a través de la reducción de la productividad y cambios en el comportamiento social.
Los daños que pueden causar los ruidos en el ser humano los conoce muy bien el Instituto de Estudios de Régimen Seccional del Ecuador (IERSE) de la Universidad del Azuay, por lo que desde el 2009 levanta información sobre la contaminación acústica en Cuenca.
El IERCE anualmente realiza un informe de lo que está sucediendo en la ciudad. No obstante, desde octubre de 2018, el instituto controla en tiempo real la contaminación a través de siete sensores que fueron colocados en los lugares en donde más denuncias se han tenido por ruido.
Los dispositivos fueron instalados en la Universidad del Azuay, en la calle Larga, en las calles Presidente Córdova y Remigio Crespo, en el estadio Alejandro Serrano Aguilar, en El Arenal y en el Parque Industrial.
Con la instalación se conoció que en los siete sitios se supera el nivel permitido de ruido por el Texto Unificado de Legislación Secundaria de Medio Ambiente (Tulsma). En las zonas comerciales, de 07:00 a 21:00, el nivel máximo permitido es de 60 decibelios; mientras que en las zonas industriales, en el mismo horario, el ruido permitido puede llegar hasta los 70 decibelios.
Sin embargo, en ninguno de los siete puntos se puede hablar, en las horas del día, que se respete los decibelios permitidos. Por ejemplo, si se toma los datos que se registraron ayer en El Arenal, entre las 07:00 y las 13:00, los niveles estuvieron entre los 69.9 y 71.68 decibelios, lo que vendría a ser el sonido de una alarma de reloj retumbando en la oreja.
Irrespeto
Para Darío Espinoza, técnico e investigador del IERSE, debe haber un compromiso para reducir el ruido en la ciudad, como por ejemplo: evitar el uso excesivo de las bocinas, revisar el estado de los vehículos que puedan provocar ruidos, no colocar parlantes a las calles para intentar llamar la atención de los consumidores, entre otros consejos.
“No porque necesariamente exista una ley deberíamos bajar al ruido. Como ciudadanos debemos tener actitudes para hacerlo porque hay zonas como la Remigio que hay zonas comerciales pero también hay zonas residenciales. Todos estamos llamados a tener compromiso y respeto”, dijo Espinoza.
Centro Histórico
Una de las zonas más caóticas para los ciudadanos es en el centro de Cuenca. Desde las 07:00 hasta las 19:30 el tránsito vehicular y los comercios son las fuentes de ruido más molestosas para quienes caminan a diario por las calles céntricas.
“Para mí los pitidos de carros son lo peor. Buses, taxis y varios irrespetuosos usan en exceso los pitos. Eso debería controlarse y ser más duros con las multas. No se pueden demorar un segundo más en los semáforos porque los choferes pitan. Es terrible para los oídos. Molesta eso”, opinó César Ortiz.
Multas
Desde el 2017, Cuenca cuenta con una ordenanza que regula la contaminación ambiental originada por la emisión de ruido proveniente de fuentes fijas y móviles. Con el texto normativo, la Comisión de Gestión Ambiental (CGA) pueden multar a quienes incumplan con la ley. Por ejemplo, el uso inadecuado de los dispositivos de alarmas puede ser sancionado con el 10% del salario básico unificado.
Quienes deseen denunciar el incumplimiento de la ordenanza publicada en la página web: http://cort.as/-Q09J pueden acercarse a las oficinas de la CGA, ubicadas en las calles Bolívar y Borrero. Los denunciantes pueden presentar audios y videos en los que conste la fecha de grabación y la hora.
FUENTE: EL MERCURIO.