Insolitas

Por qué estamos programados para la pereza.

Si le cuesta trabajo levantarse del sofá para realizar una actividad física, no se preocupe, no es el único.

Desde hace decenios, vemos campañas de comunicación que nos animan a hacer ejercicio.

Sin embargo, alrededor del 30% de los adultos no realiza suficiente actividad física. Y el porcentaje no deja de aumentar en todo el mundo.

Según la Organización Mundial de la Salud, 3,2 millones de defunciones se atribuyen a esta falta de actividad física cada año, lo que equivale a una muerte cada 10 segundos.

Este hecho plantea una pregunta: ¿por qué somos incapaces de ser físicamente activos incluso teniendo la intención de hacerlo?

El conflicto entre la razón y las emociones

Para explicar esta lucha que tiene lugar entre nuestras intenciones sanas y los impulsos contrarios, se han desarrollado teorías científicas como los modelos de procesos dobles.

En estos modelos, los mecanismos que explican nuestro comportamiento se dividen en dos categorías: los mecanismos racionales, gestionados por el sistema reflexivo, y los mecanismos emocionales, regidos por el sistema impulsivo.

Este último sistema organiza la parte automática e instintiva de nuestros comportamientos. Puede facilitar o, al contrario, impedir al sistema reflexivo que ponga en práctica nuestras intenciones.

Este segundo supuesto se ilustra claramente con un estudio que hemos realizado y cuya finalidad es comprender la eficacia de los mensajes que fomentan la actividad física.

Dicho de otro modo, intentamos determinar si la reflexión puede vencer a nuestros impulsos cuando se trata de motivarse para ser más activos físicamente.

En primer lugar, los participantes asistieron a una presentación en la que se exponían recomendaciones en cuanto a actividades físicas saludables (30 minutos de ejercicio diario, divididos en secuencias de 10 minutos como mínimo, la mayoría de los días de la semana).

Para medir su tendencia impulsiva a acercarse a los comportamientos sedentarios, a continuación, llevaron a cabo una tarea experimental: el juego del maniquí.

 

FUENTE: EL UNIVERSO

R.A