10 trucos para mantener tu cerebro en forma
Conforme envejecemos, nuestra agilidad física se ve resentida pero no tiene por qué pasarle eso a nuestra mente. Unos consejos para mantener nuestra destreza mental.
Cada vez hay más evidencias que apoyan la tesis de que el ejercicio aeróbico frecuente puede ser el mejor remedio para mantener nuestro cerebro sano por más tiempo. Aparte de ser beneficioso para nuestro corazón y nuestros pulmones, cada paso que damos también ayuda al ingeniero de nuestro cuerpo. Así, para mejorar nuestra aptitud mental, al menos 30 minutos de actividad física cada dos días.
Quedarnos cortos o excedernos en nuestra alimentación también tiene su eco en la delicada maquinaria del cerebro. Una dieta baja en glucosa, alta en fibra, con cantidades moderadas de grasa y proteína, se descompone más lentamente en el cuerpo que los alimentos con un alto índice glucémico, como los dulces, los macarrones o los cereales azucarados. Y es que, no olvidemos que un ritmo constante de la digestión en el intestino proporciona un flujo más confiable de energía al cerebro, lo que probablemente optimiza la salud y el rendimiento a largo plazo de nuestro órgano pensante.
Darnos demasiados caprichos puede provocar que nuestro cerebro se ralentice y, a largo plazo, conducir a un detrimento de su funcionamiento. También es cierto que ingerir muy pocas calorías también puede afectar a la función cerebral. Una dieta demasiado extrema puede ocasionar -aparte de inclinarnos hacia la anorexia- distracción, confusión y deterioro de la memoria.
Enfermedades que podemos evitar, como la diabetes tipo II, la obesidad y la hipertensión, también afectan a nuestro cerebro, pues estas patologías han sido relacionadas con un mayor riesgo de deterioro cognitivo y deterioro de la memoria. Mantener nuestro sistema circulatorio en buen estado evitando los cigarrillos y las grasas saturadas, disminuye el daño en el cerebro asociado a la edad.
Cuando descansamos y soñamos, los recuerdos son ‘tamizados’: algunos son descartados y otros consolidados y almacenados. Cuando no dormimos las horas adecuadas, las proteínas se acumulan en las sinapsis (comunicación entre las neuronas), provocando que nos sea más complicado pensar y aprender cosas nuevas. Además, dormir mal de forma crónica (que no dormir poco) está vinculado al deterioro cognitivo en la vejez, aunque la relación puede no ser causal.
Evidencias recientes sugieren que tomar habitualmente cafeína puede proteger el cerebro. De acuerdo con grandes estudios longitudinales, tomar de 2 a 4 dos a cuatro tazas de café o té al día pueden evitar el deterioro cognitivo normal y disminuir la incidencia de alzhéimer de un 30 a un 60%. No está claro si los beneficios provienen de la cafeína o los antioxidantes que se encuentran en el café y el té, pero lo cierto es que puede mejorar la cognición en la vejez.
Los ácidos grasos esenciales, como los Omega 3, son fundamentales para la función cerebral, así como para el tratamiento de enfermedades como la depresión. Los estudios sobre la eficacia de los suplementos de Omega 3, sin embargo, han tenido resultados mixtos, por lo que los expertos recomiendan obtener las dosis de Omega3 directamente de los alimentos como las semillas de lino, el pescado graso (como el salmón o la caballa), las espinacas o el cordero.
La tensión es nefasta para el cerebro, afectando al hipocampo y otras áreas del cerebro implicadas en la memoria. Algunos científicos sospechan que vivir un estilo de vida equilibrado y llevar a cabo actividades relajantes como el yoga y socializar, puede retrasar el deterioro de la memoria mediante la reducción del estrés.
De un tiempo a esta parte, los complementos alimenticios orientados a una mejora de la función cognitiva están recibiendo malas valoraciones. Pastillas con la bandera de ‘natural’ como el ginkgo y la melatonina no están libres de efectos secundarios potenciales, como tensión arterial alta, problemas digestivos, problemas de fertilidad y depresión. Así que, opta por los productos realmente naturales y olvídate de los ‘suplementos’.
A pesar de que no tengamos confirmación de que los crucigramas, los sudokus u otros enigmas mantengan nuestro cerebro en forma, sí que conocemos que la falta de educación y de entrenamiento de nuestro cerebro conforman un fuerte predictor del deterioro cognitivo. Cuanto más aprendamos, mejor se encontrará nuestro cerebro cuando seamos mayores. Eso sí, la clave está en aprender cosas nuevas: el reto de lo desconocido aporta más beneficios que hacer el mismo ‘rompecabezas’ una y otra vez.
Fuente: www.muyinteresante.es
PI