La dramática historia de Roberto Carlos, el hombre que quería tener un millón de amigos y lo logró
El quería tener “Un millón de amigos”. Pero claro, allá por la década del 70, cuando Roberto Carlos estrenó uno de sus temas más famosos, ese objetivo parecía imposible. Sin embargo, gracias a la tecnología, esta semana el cantante brasileño logró superar el millón de seguidores en su cuenta de Instagram. Y a sus 78 años, puede darse por satisfecho en ese sentido. En ese y en algunos otros.
Tras más de seis décadas dedicado a la música, el artista se mantiene vigente sobre los escenarios de todo el mundo, dónde se encuentra presentando Amor sin límites, su último álbum. Y puede jactarse de haber vendido 140 millones de copias de discos en varios idiomas, además de ser considerado uno de los artistas más importantes a nivel internacional.
Sin embargo, como si la vida se hubiera encargado de balancear entre lo bueno y lo malo, frente a tanto éxito no hizo más que someterlo a las tragedias más duras que puede experimentar un ser humano. Y la primera le llegó cuando era apenas un niño.
Roberto Carlos Braga Moreira era el cuarto hijo de un matrimonio humilde, compuesto por un relojero y una costurera, que vivía en un pueblito situado a unos cuatrocientos kilómetros de Rio de Janeiro. Cuando tenía apenas seis años, había ido a jugar a la estación ferroviaria de Cachoeiro de Itapemirimo y lo arrolló un tren. Tuvieron que amputarle la pierna derecha. Y, desde entonces, se vio obligado a usar una prótesis ortopédica.
Comenzó su carrera en los años 60, cantando Bossa Nova, y en la década siguiente se inclinó por el género romántico que lo convirtió en un número uno al que toda la prensa quiso entrevistar. Sin embargo, jamás un periodista pudo preguntarle por el accidente que había sufrido de chico. Esa fue la condición que puso en cada entrevista que dio a lo largo de su vida. Porque, evidentemente, el trauma que le dejó ese hecho fue algo que nunca pudo superar.
Pero ese fue sólo el comienzo de una serie de dramas a los que le tuvo que hacer frente Roberto Carlos. A lo largo de su vida adulta, el cantante ha perdido a tres de las mujeres que más amo a causa del cáncer. La primera fue Cleonice Rossi, con quien se había casado en Bolivia en 1968 y con la que tuvo dos hijos, Roberto y Luciana, además de Ana Paula, la niña que ella había tenido de una pareja anterior. Se divorciaron en 1980, a pesar del amor que se prodigaban. Y, diez años más tarde, la mujer a quien le había dedicado la balada Amada amante, falleció. A esto hay que agregarle que, como producto de un cáncer de retina, el hijo varón que ambos había tenido perdió por completo la vista.
Roberto Carlos tuvo también una relación con María Lucila Torres, con quien también tuvo un hijo: Rafael. El cantante recién reconoció al niño cuando ella se enfermó gravemente. Y, dos días después de que el pequeño tuviera el apellido de su padre, tal como le correspondía, la mujer murió a raíz de un cáncer de mama.
Al tiempo, como si la enfermedad se hubiera obstinado con sus seres queridos, el brasileño se enamoró de María Rita Simöes, quien en 1999 y tras cuatro años de relación, también partió de este mundo como producto del cáncer. Entonces sí, devastado ante tantos golpes, Roberto Carlos cayó sumido en una profunda depresión
En ese momento, el cantante se vio tentado a abandonar su fe, que hasta entonces era lo único a lo que se aferraba. Y también a retirarse de los escenarios. De hecho, estuvo varios años sin dar show, recluido en su casa. Pero, evidentemente, tiempo más tarde fue la música lo que le ha permitido salir adelante. Y lo que, en compensación por tantas pérdidas, hoy le ha cumplido el sueño de llegar al millón de amigos, aunque sea virtuales, que tanto deseó.
FUENTE: infobae.com