A Catedral Vieja vuelve Santísimo a los 36 años
Sobre la puerta de la torre principal con campanario está el soleo, o corona religiosa de metal, y desde allí penden dos telas: la roja y amarilla (colores de la bandera de Cuenca). El soleo es una característica forma de adornar los templos, vino con la conquista española. Sobre el soleo está el emblema “Gloria al Santísimo: Este es mi Cuerpo”.
Otro cortinaje blanco cruza las paredes de la fachada que da a la calle Mariscal Sucre. La decoración del templo llama la atención de los transeúntes. No es frecuente que, en estos tiempos, la iglesia se adorne con elementos así, algo pasa, y sí, pasa que después de 36 años, la Iglesia del Sagrario o Catedral Vieja celebra el Jubileo de las XL horas, la adoración al Santísimo Sacramento.
En 1983, el templo fue cerrado a las labores de culto y se convirtió en museo de arte religioso con una buena presencia cultural e identitaria. Desde enero del año pasado, la iglesia del Sagrario es un templo de culto parcial, Catedral –Museo, con la celebración de dos eucaristías, los jueves, a las 08:00; y, los sábados, a las 17:00. Así mismo, es parte del calendario para el Jubileo.
Ambiente
Huele a empanadas, se oye el chirriar del aceite caliente que cuece la masa. Para unos no pasa nada, para otro pasa mucho. El sacerdote César Santacruz, rector de la Catedral de La Inmaculada y del Sagrario oficia las misas y coordina todo el programa.
Entran feligreses, entran turistas, entran curiosos. Casa de Dios adentro el ambiente es de fiesta. El altar mayor está iluminado y las luces resaltan las imágenes, el pan de oro. Un baldaquino grande acoge la custodia dorada con el Santísimo expuesto. Las velas floreadas con el diseño especial de otrora se combinan con las flores rojas blancas y los floreros de pedestales dorados.
La Nave Central se adorna a la vieja usanza, de los pilares y cielo raso se sujetan, en forma triangular, cortinas doradas y blancas con flecos de oropel que dan el matiz de culto, de adoración. De ellas a la vez cuelgan guirnaldas de hojas verdes y plateadas hechas de papel aluminio y unidas con alambres. En la parte superior, un ángel como que sostiene estos elementos. Son ángeles que echan bendiciones desde el cielo.
Antaño así lucían los templos en los días de fiesta. Todas las composturas se ubican artísticamente. La familia Guillermo llega desde Miraflores y Sinincay con estos saberes, ya son dos generaciones que se mantienen en esta tarea de adornar las iglesias para fechas especiales. Todo elemento ornamental es desarmable.
Lo aprendieron de un señor Jimbo, un experto que antes de morir donó las telas a la iglesia de Miraflores, como nadie sabía ubicarlos, Guillermo, prioste de siempre, recordó cómo Jimbo hacía su trabajo y se dedicó a continuar con la labor.
El decidido aprendiz confeccionó nuevas telas. El hombre también murió, su hijo Juan Pablo heredó el saber y ahora es parte de su trabajo. Flavio y su equipo colocaron con prolijidad la tela de lienzo y las guirnaldas de hojas. También ubicaron en los pilares pinturas que tienen colores diversos matizados con rostros de ángeles. Además, están adornos hechos en papel donde se plasman imágenes como alas de ángel color dorado.
El templo tiene sillas, no bancas con reclinatorios, esas que le pertenecieron están en la iglesia de la parroquia de Santa Teresa. La celebración del Jubileo obedece a una tradición muy antigua en la iglesia, en la Biblia se dice que surge como ese espacio donde se perdonan las deudas, se genera la reconciliación en la comunidad ante la presencia de Jesucristo en la eucaristía. (BSG)-(I)
RITUALIDAD
La Catedral Vieja cambia por cuatro días su ritmo. Cuando el día empieza a nacer llegan los hombres y mujeres (adultos mayores especialmente) rezan el rosario, y esperan la llegada del sacerdote para la eucaristía. La señora que elabora empanadas adecua su espacio, pone a calentar el aceite, da forma a la masa y empieza a freír.
Algunos jóvenes devotos nunca han entrado a la Catedral, es la primera vez y a más del culto recorren el museo. Los mayores recuerdan que hace años estaba ahí el Cristo agonizando en las faldas de María, otros no sabían que era un museo, pero estaba en su memoria esas celebraciones de 40 años atrás. Luego de la misa de seis y media sonaron los “cuetes”. Olía a empanadas frescas, a humitas, y a tamales calientes. El Santísimo mueve todo, desde la fe.
Fuente: Diario El Mercurio
MV