Rihanna, la primera mujer negra en el imperio del lujo
Como en su carrera musical, no se espera demasiado de ella, pero ha terminado sorprendiendo a todos. En dos industrias –la de la moda y lo musical– cada vez más prefabricadas, su actitud deslenguada, rebelde y contradictoria han terminado por convertirla –sin una estrategia intelectualizada detrás y de forma totalmente inesperada– en una figura única, capaz de subvertir las normas establecidas y de seducir al establishment al mismo tiempo.
Hasta ahora, Rihanna ha utilizado las redes sociales de una forma espontánea, auténtica o directamente kamicaze –según el ojo que la observe- y que, sorprendentemente, nunca le ha pasado factura. Ni siquiera cuando respondía a quienes criticaban su pelo encrespado con un “Es que soy negra, zorra”.
Lo suyo no es morderse la lengua, pero a diferencia de otras estrellas como Beyoncé, la cantante no enarbola un estudiado discurso feminista. Sin embargo, defiende a través de su marca la diversidad de la que tanto adolecen la mayoría de firmas tradicionales. Y lo hace de una forma natural, como en el desfile de la línea Savage x Fenty, que abarca desde la talla XS hasta la XXXL, con el que cerró la semana de la moda de Nueva York hace ocho meses. En él, mujeres que conjuraban el modelo de belleza normativo lucían poderosas en ropa interior. Igual que la propia Rihanna que hablaba sin complejos sobre su criticado aumento de peso en el número de septiembre de la revista Vogue UK, cuya portada protagonizaba. “Voy a volver al gimnasio y a entrenar, y entonces espero no perder el culo ni las caderas, ni todos los muslos. Si quieres tener un buen trasero, tienes que tener barriga también”, contaba al director de la publicación Edward Enninful.
La de Barbados siempre se ha distinguido del resto de cantantes de su generación por saltarse sin remordimientos el guion de estrella perfecta. La paliza que su entonces pareja, el rapero Chris Brown, le propinó en 2009, la petición por parte de Rihanna que se retirase la orden de alejamiento, su posterior reconciliación y definitiva ruptura acapararon todas las portadas y portales que se mueven entre el amarillo y el rosa. Una década después, Rihanna ha conseguido darle la vuelta a su imagen y, en parte gracias a sus colecciones y desfiles, posicionarse como una de las figuras públicas que más estigmas y estereotipos de género y de raza ha derribado. Solo el tiempo dirá si se convierte también en la mujer que agita la inflexible estructura de la industria de la moda. Esta vez, nadie puede decir que le ha pillado por sorpresa.
FUENTE: msn.com