La adversidad fortaleció a Jonathan Amores
El marchista pasó peripecias antes y después de ganar medalla de bronce en la Copa Panamericana, en México. Con $ 2 en el bolsillo, sus maletas y la más grande ilusión de conseguir algo importante en la Copa Panamericana de Marcha, el ecuatoriano Jonathan Amores viajó a Ciudad de México y luego a Lázaro Cárdenas para alcanzar la medalla de bronce en los 20 kilómetros.
Al arribar ayer a Quito, con la satisfacción reflejada en su rostro, el atleta narró las peripecias que tuvo que superar antes de lograr este importante triunfo en su carrera, que inició hace ocho años. Amores clasificó a la Copa tras quedar segundo en los 20 km del campeonato nacional en Sucúa (provincia de Morona Santiago), donde en principio los dos primeros de cada distancia viajarían al país azteca, pero luego les comunicaron que por falta de presupuesto solo los primeros lugares lo harían.
El criterio de selección indicaba que el primero y el segundo con marca mínima de 1 hora y 27 minutos para los 20 km iban a la Copa. Amores terminó segundo con 1h24m, sin embargo el tema presupuestario en la Federación Ecuatoriana de Atletismo (FEA) obligó a pedir a los segundos que se costearan el pasaje, pero que allá recibirían hospedaje y alimentación, entre otras cosas.
La situación del traslado no detuvo al marchista de 20 años, quien para comprar el boleto a Ciudad de México hizo una rifa y pidió prestada una tarjeta de crédito. Desde su partida, el 17 de abril pasado, el nacido en el cantón Machachi (provincia de Pichincha) tuvo dificultades. “Compré mi pasaje, lastimosamente el día del viaje el auto en el que iba se dañó, llegué tarde al aeropuerto y me tocó pagar la penalización solo de la ida porque no me alcanzaba para pagar la de la vuelta. Fui a México con $ 2”, contó a EL TELÉGRAFO el campeón sudamericano junior en 2016.
La madre de Jonathan, María Carua, tuvo que tomar el dinero que estaba destinado para la pensión de la universidad de uno de los hermanos para cancelar la multa. Los padres del vicecampeón mundial junior de los 10 km en 2016 tienen un taller de aluminio y vidrio. Una vez en la capital mexicana, su entrenador, Javier Cayambe, fundador del proyecto Fénix, que forma a talentos de la marcha local, lo ayudó a que se traslade de Ciudad de México a Lázaro Cárdenas, sede de las pruebas.
“Mi técnico conversó con la gente de la Federación Mexicana de Atletismo para que me llevaran a Lázaro, que queda a 9 horas de la capital, así que viajé en el bus de ellos”, relató Amores, quien está becado en la Universidad San Francisco de Quito, donde estudia ingeniería mecánica. No es la primera vez -y muy seguramente no será la última- que Cayambe ayuda a sus pupilos.
“Creo que el recurso más importante que tengo es la voluntad y luego apostar por esas personas, esos ángeles, como los llamo, que cuando les comento sobre estas situaciones me tienden la mano con auspicios o la compra de pasajes”, comentó Cayambe. Tras superar los escollos, Jonathan, el último de cuatro hermanos de la familia Amores Carua, compitió en los 20 km y consiguió la medalla de bronce con un tiempo de 1h25m27s, solo superado por el peruano César Rodríguez (1h24m14s), quien fue primero, y el guatemalteco Érick Barrondo (1h24m46s), medallista de plata en los JJ.OO. de Londres 2012.
El perder el vuelo en la ida complicó el retorno del ecuatoriano, puesto que le dieron como fecha de regreso para que la tarifa no fuera alta el 29 abril, no obstante, la FEA acudió al llamado del deportista y ya con los recursos otorgados por la Secretaría del Deporte se pudo adelantar la vuelta del atleta. Carlos Vele, coordinador de la marcha de la FEA, confirmó a este diario lo relatado por Jonathan.
Como Federación hicieron los intentos para que otros organismos costearan los pasajes, pero no se logró. “En primera instancia Jonathan estaba en la lista, sin embargo, por cuestiones presupuestarias, no podíamos como Federación pagar el traslado.
Lo que sí cubrimos fue el seguro de viaje, hospedaje, alimentación, un bono deportivo y todas sus necesidades”, señaló Vele. Amores prefiere dejar atrás lo sucedido y enfocarse en los torneos que tiene por delante: el Sudamericano de Perú en mayo y los Panamericanos Lima 2019. (I)
Fuente: El Telégrafo