Hoy nos acercamos a la figura histórica de Vlad Tepes, el Drácula histórico.
El Conde Drácula puede ser uno de esos personajes ficticios que hace que se te pongan los vellos de punta, al igual que su homónimo histórico, Vlad III. Conocido en su apogeo como Dracula, o Drăculea, en rumano antiguo, Vlad III era un príncipe medieval con una sed figurativa de sangre.
Apodado como “Vlad el Empalador”, este príncipe tenía una inclinación extrema por castigar brutalmente a sus enemigos. Sin embargo, gran parte de lo que los historiadores modernos saben sobre Vlad III proviene de folletos y otros textos impresos en el siglo XV, tanto durante como después del reinado de Vlad. La exactitud histórica de estos textos, muchos de los que fueron escritos por los enemigos de Vlad, no se puede, por tanto, confirmar.
¿Fue Vlad III un monstruo, o un gobernante medieval como cualquier otro? Nunca podremos saberlo con seguridad, pero hay algunos datos menos conocidos sobre el Drácula real que ayudan a explicar por qué pudo ganarse una reputación tan desagradable.
Imagina pasar tus agitados años de adolescencia como un rehén político cuyo destino depende de las acciones de tu padre, gobernante de una región asolada por la guerra. Así es como fue la adolescencia de Vlad III.
En 1442, Vlad III y su hermano menor, Radu, fueron entregados a Sultan Murad II, entonces gobernante del Imperio Otomano. Los jóvenes fueron tomados como rehenes para garantizar que su padre, gobernante del principado de Valaquia, permaneciera leal a los otomanos durante su guerra en curso con Hungría.
Durante su cautiverio, Vlad y su hermano fueron educados en ciencia, filosofía y artes, equitación esgrima, así como en las artes de la guerra.
Algunos historiadores han argumentado que Vlad también aprendió el arte del empalamiento durante su tiempo como rehén, pero es algo que no se ha podido demostrar.
Independientemente de lo que aprendió de sus captores, Vlad no llevó muy bien aquello de estar preso. Por el contrario, su hermano pequeño sí se adaptó bien al cautiverio, forjó una amistad con el hijo del sultán, Mehmet II, y finalmente se convirtió al Islam. Es posible que esto propiciara su inclinación hacia la crueldad una vez llegó al gobierno.
Las atrocidades de Vlad están bien documentadas en textos históricos, pero lo que a menudo se pasa por alto es cómo combinó esta crueldad con la astucia para aterrorizar a sus enemigos. Por ejemplo, su método preferido de ejecución, el empalamiento, no era solo una forma sádica de deshacerse de sus oponentes; también era una buena manera de ahuyentarlos. Conozcamos más curiosidades sobre este personaje histórico
El verdadero Drácula con huella en la historia real fue Vlad III (también conocido como Vlad el Empalador). Nació en Sighisoara, Transilvania, en 1431. Fue príncipe de Valaquia, lo que actualmente es el sur de Rumania, entre 1456 y 1462. Vlad era ortodoxo, pero posteriormente se convirtió al catolicismo.
Vlad fue príncipe de Valaquia hasta tres veces: en 1448, 1456–1462 y 1476. Valaquia era un reino que hoy día comprende la mitad sur de Rumania. Su título oficial era Vlad III, o Voivoda (Príncipe) de Valaquia.
El padre de Drácula se llamaba Dracul, que significa “dragón” según algunas fuentes, y “diablo” según otras, porque pertenecía a la Orden del Dragón, que luchó contra el Imperio Otomano. Así, Vlad II Dracul, padre de Vlad Tepes, era Vlad el Dragón.
Aunque no hay duda acerca de quién fue su padre, la madre de Drácula es desconocida. Se sugiere que en ese momento se creía que su padre estaba casado con la princesa Cneajna de Moldavia, pero debido a que su padre contaba con varias amantes habitualmente, nadie puede estar seguro de cuál pudo ser la verdadera identidad de la madre de Vlad Tepes.
La crueldad de Vlad está bien documentada en textos históricos, ya lo hemos comentado. ¿Cuál era su método preferido de ejecución? El empalamiento. Para él, representaba una forma sádica de deshacerse de sus oponentes y también, cómo no de ahuyentarlos.
El padre de Drácula fue asesinado, mientras que a su hermano mayor, Mircea, le dejaron ciego al colocar estacas de hierro al rojo vivo. Posteriormente fue enterrado vivo; dos hechos que contribuyeron en suma a que Vlad se volviera tan vil y sádico más tarde una vez libre.
Vlad vengó a su padre asesinando a cientos de personas. Vlad III pasó gran parte de su vida de jovenzuelo en una prisión turca, y cuando fue liberado descubrió que su padre había sido traicionado por su pueblo y enterrado vivo por las tropas húngaras. Sabía que muchos de los nobles que habían servido bajo su padre estaban involucrados en la traición; pero como no sabía específicamente cuáles, los invitó a todos, unos quinientos en total, a una fiesta en su casa. Una vez que terminó la fiesta, los soldados de Vlad entraron a la habitación y empalaron a todos los nobles presentes. Drácula continuó usando esa táctica innumerables veces.
Un ejemplo: en 1462, Mehmet II (en ese momento, el sultán otomano) invadió Valaquia. Cuando llegó a la ciudad capital de Târgoviște, la encontró desierta. Los restos podridos de los prisioneros otomanos de guerra estaban colocados cada uno empalado en una espiga y fueron los únicos soldados que le recibieron.
En un momento dado durante la campaña de Mehmet para conquistar Valaquia, Vlad III vistió a sus soldados con atuendos otomanos y los condujo a una incursión de medianoche en el campamento del sultán. Su objetivo era matar al sultán mientras dormía, algo que no consiguieron. Sin embargo, sí lograron crear una confusión masiva entre los soldados otomanos. Los otomanos se quedaron despiertos toda la noche, matándose unos a otros creyendo que sus camaradas eran realmente el enemigo con ropas turcas. Así, muchos historiadores han calificado las tácticas de Vlad contra los otomanos como “guerra psicológica”. Contra una fuerza militar mucho mayor que la suya, Vlad Tepes tuvo que utilizar las herramientas que podía.
Muchos historiadores han comentado que la ficción del escritor Bram Stoker, Drácula, se inspiró en Vlad III, y algunos incluso han llegado al extremo de sugerir que Vlad mismo bebió también sangre humana al igual que su homólogo de ficción. La única referencia que hay respecto a beber sangre es un poema alemán del siglo XV que describe a Vlad como una persona a la que le gustaba cenar entre sus víctimas empaladas y sumergir su pan en su sangre. Pero esta interpretación del poema es defectuosa según muchos historiadores. Sería más correcto decir que a Vlad le gustaba lavarse las manos con la sangre de sus víctimas antes de cenar. Está claro que lavarse las manos con sangre humana y beber sangre humana son dos cosas muy distintas.
Sí que existe un vínculo real entre el Drácula de Stoker y una criatura mítica chupadora de sangre que supuestamente habitaba en la región adyacente a la casa del principado de Vlad III, Valaquia. Según los historiadores, en las montañas de los Balcanes del norte, en la actual Serbia y en Hungría, hay muchos cuentos populares sobre una criatura conocida como “moroi”. Los cuentos se derivan del hecho de que en esa región, la mayoría practica el cristianismo ortodoxo oriental, y en esa fe no hay noción de purgatorio. Eso llevó a algunos cristianos ortodoxos a preguntarse qué pasaría con un niño que hubiese antes de ser bautizado. Existía la creencia de que estos niños vagarían por un tiempo antes de ir al infierno o al paraíso y, en el proceso, se alimentaban de la sangre del ganado.
El nombre “Tepes” es una traducción al rumano para “Empalador”. Fue un título que se le dio póstumamente, no en vida. Como hemos visto, se ganó este nombre al empalar a sus enemigos a través del torso con grandes estacas y erigiendo estas estacas en el suelo. El empalamiento se realizaba vertical u horizontalmente a través del núcleo del cuerpo.
Según los historiadores, combinar todas sus atrocidades darían aproximadamente 100.000 muertos, en su mayoría turcos.
El segundo reinado de Vlad como Príncipe de Valaquia duró seis años. Durante este tiempo, fortaleció la economía agrícola y la militar. Castigó sin piedad a los ladrones y delincuentes en un esfuerzo por restablecer el orden en la población. Sin embargo, también construyó nuevas aldeas y ayudó a los comerciantes locales al limitar el comercio exterior.
Vlad Tepes fue asesinado en una batalla cerca de Bucarest poco después de regresar a la conquista de Valaquia en 1476. Los turcos se llevaron la cabeza a Constantinopla como trofeo. Algunos rumores sugieren que fue traicionado y asesinado por los nobles.
Vlad se casó dos veces durante su vida. La identidad de su primera esposa es desconocida, aunque pudo haber sido una mujer noble de Transilvania. Dio a luz a su hijo y heredero, Mihnea cel Rau. Se casó por segunda vez después de su período de encarcelamiento en Hungría. Fue con Ilona Szilagyi, que era hija de un noble húngaro, y le dio dos hijos, pero ninguno de ellos se convirtió en gobernante.
Pese a sus actos terribles, Vlad Tepes, el Empalador, es venerado en Rumania como un héroe nacional y Bulgaria por defender a la población contra el gobierno otomano. En Turquía y Europa occidental, se le considera como un líder monstruoso y vil que disfrutó gratuitamente de la dolorosa ejecución de sus enemigos. Esto se debe principalmente a los adornos populares de su sadismo en las historias alemanas. Las fuentes rusas describen sus hechos como justificados, aunque la autoría puede atribuirse a los estudiosos rumanos.