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Los atacantes suicidas de Sri Lanka provenían de clases altas

Muchos de los suicidas que acabaron con la vida de más de 350 personas en una serie de ataques coordinados el Domingo de Pascua en Sri Lanka tenían estudios superiores y procedían de familias de clase media y alta, explicó el miércoles el viceministro de Defensa.

Los agresores eran disidentes de un par de grupos extremistas musulmanes, añadió Ruwan Wijewardene. Hasta ahora, las autoridades atribuían los ataques a iglesias y hoteles a una única milicia radical.

“Su idea es que el islam puede ser la única religión en este país”, dijo Wijewardene a reporteros. “Era gente bastante bien educada”, agregó señalando que al menos uno era licenciado en Derecho y algunos podrían haber estudiado en Gran Bretaña y Australia.

Las primeras pesquisas también han confirmado cinco miembros de una misma familia se habrán inmolado. Serían dos de los hijos del multimillonario esrilanqués, Mohamed Yusuf Ibrahim, uno de los mayores importadores de especias del mundo.

Ilham Ahmed Ibrahim, de 31 años, y Imsath Ahmed Ibrahim, de 33, que presuntamente cursó sus estudios en Australia y Gran Bretaña, se hicieron volar por los aires en dos de los hoteles de lujo; uno en el Shangri-La, donde el suicida se detonó en la cola del desayuno de Pascua, y el otro en el Cinnamon Grand.

La mujer suicida es la esposa de Ilham Ahmed Ibrahim, de nombre Fátima y la cual «estaba embarazada de varios meses», según la policía, cuando se hizo volar por los aires en el momento en que la policía entró en su casa, propiedad de su multimillonario suegro. Con ella también murieron sus dos hijos.

Los detalles sobre la identidad de los atacantes se dieron a conocer mientras las autoridades se comprometían a revisar el aparato de seguridad de la nación del sudeste asiático luego de una serie de fallos de inteligencia.

La embajadora de Estados Unidos en el país, Alaina Teplitz, dijo a reporteros que “claramente hubo algún fallo en el sistema” pero señaló que Washington no tenía constancia previa de una amenaza de atentado.

Las autoridades de Sri Lanka reconocieron que algunas agencias de seguridad nacionales estaban al tanto de posibles agresiones antes de las ocurridas el domingo, que fueron el peor episodio de violencia en el país desde el final de la guerra civil hace una década, aunque no compartieron esas advertencias.

Teplitz calificó el fallo de comunicación de “increíblemente trágico”.

Las declaraciones del gobierno sobre los atentados han sido confusas y en ocasiones contradictorias: el vocero de la policía, Ruwan Gunasekara, dijo a reporteros el miércoles que había nueve suicidas, dos más de los reportados por las autoridades en la víspera.

Una de las atacantes adicionales era la esposa de uno de los suicidas, señaló Gunasekara. La mujer, dos niños y tres policías murieron en una explosión cuando la policía se acercaba a ellos el domingo en la noche, tras los atentados registrados antes en el día en tres iglesias y otros tantos hoteles.

El noveno sospechoso no fue identificado, aunque dos supuestos insurgentes más murieron más tarde en otra explosión a las afueras de Colombo.

Por el momento, las autoridades detuvieron a 60 personas, dijo Gunasekara. Un equipo de agentes del FBI y oficiales militares estadounidenses ayudaba en la investigación, añadió Teplitz.

El grupo extremista Estado Islámico se atribuyó el martes la autoría de las explosiones y distribuyó imágenes de siete presuntos suicidas. La agencia noticiosa de la milicia, Aamaq, hizo pública una imagen que supuestamente mostraba al líder de los agresores, de pie entre otras siete personas con la cara cubierta. No se ofrecieron más evidencias para sustentar el reclamo.

Estado Islámico, que ha perdido todo el territorio que llegó a controlar en su día en Siria e Irak, se atribuyó sin pruebas una serie de atentados en todo el mundo.

El gobierno dijo que los siete agresores principales eran esrilanqueses, pero el primer ministro, Ranil Wickremesinghe, señaló que los investigadores siguen trabajando para determinar la magnitud de sus vínculos con el extranjero.

Según las autoridades locales, el responsable de la tragedia fue un grupo extremista local, National Towheed Jamaar, cuyo líder, conocido tanto como Mohammed Zahran como Zahran Hashmi, se dio a conocer entre los líderes musulmanes hace tres años con sus incendiarios discursos en internet. El miércoles, Wijewardene apuntó que los suicidas habían salido la formación así como de otro grupo identificado únicamente como “JMI”.

La cifra de fallecidos en los ataques se elevó a 359 personas y las autoridades arrestaron a 18 sospechosos más, lo que eleva el total de detenidos a 58 personas.

En una intervención en el parlamento el martes, el ministro de Defensa, Ruwan Wijewardene, señaló que los nueve ataques se debieron a la “debilidad” del aparato de seguridad nacional y su incapacidad para prevenirlos.

“Por el momento se ha establecido que las unidades de inteligencia estaban al tanto de este ataque y un grupo de responsables fue informado sobre el inminente ataque”, informó. “Sin embargo, esta información ha circulado sólo entre unos pocos funcionarios”.

En un discurso en vivo a la nación el martes en la noche, el presidente Maithripala Sirisena dijo que él desconocía la información de inteligencia sobre los planes para atentar y prometió tomar medidas contra los funcionarios que no compartieron esos datos. Además se comprometió a llevar a cabo “una completa restructuración” de las fuerzas de seguridad.

Wijewardene dijo que el gobierno tenía información de que los ataques fueron perpetrados “por un grupo fundamentalista islámico” en respuesta a los atentados de Christchurch el 15 de marzo en Nueva Zelanda, que dejaron 50 muertos, pero no dijo cuáles eran tales evidencias.

En un comunicado en respuesta a la presunta relación con los ataques de Christchurch, la oficina de la primera ministra de Nueva Zelanda Jacinda Ardern describió la investigación de Sri Lanka como “en su primera etapa”.

“Nueva Zelanda todavía no ha visto información de espionaje que podría avalar tal análisis”, dijo. Un supremacista blanco australiano, Brenton Harrison Tarrant, fue arrestado por la masacre de Christchurch.

 

Fuente: Teleamazonas

MV