Un sentido adiós a deportistas fallecidos en Colta
Un halo de dolor se evidencia en el Teatro Quitumbe de Concentración Deportiva de Pichincha. En medio de sollozos se escuchan anécdotas, retos, historias, proyectos educativos, sueños… que tenían seis jóvenes deportistas y que de un solo golpe se extinguieron el pasado domingo en el sector Balbanera, en el cantón Colta, provincia de Chimborazo.
En ese lugar, el automotor tipo jeep, en el que viajaban, se vio involucrado en un accidente con un automóvil y un tráiler. El saldo trágico fue el fallecimiento de Hanna Peterson, Martín Cruz, Kevin Flores, Edwar Olivo, Jocelyne Aliaga y Samir Castillo. Los cuatro primeros escaladores de la selección de Pichincha; mientras, los dos últimos, montañistas.
Los seis fallecidos, junto a Dayanara Olivo quien quedó herida de gravedad y es atendida en un hospital, regresaban de Azogues, donde habían cumplido una jornada deportiva en el cerro Cojitambo.
En la parte central del Teatro se levantó -la tarde del lunes- una capilla ardiente, que permaneció hasta el mediodía de este martes 23 de abril. Ahí, se velaron los cuerpos de Samir, Martín, Kevin y Jocelyne. En tanto, Hanna fue llevada a Machachi; y Edwar, a Riobamba.
En cada palabra de los presentes se notaba el vacío dejado por los escaladores y montañistas. Un vacío tan grande como aquel que hay entre una montaña y el suelo, o en menor proporción desde el alto de un rocódromo.
Topo Gigio’ ya no estará junto a su padre
Diego Castillo aún no asimila que ya no tendrá a su Topo Gigio, como lo conocían a Samir, apodo que se ganó cuando en un viaje a Curazao, Brasil, al pequeño le cautivó un muñeco de este personaje televisivo. En un inicio, hubo la negativa para adquirir el peluche, pero el niño ‘escapó’ de sus padres y se instaló en la tienda donde estaba expuesto, hasta tenerlo.
Ese recuerdo queda en la mente de Diego, como aquel que vivió junto a su hijo el pasado 7 de diciembre, día en que Samir festejó su cumpleaños 23 en la cumbre del Cotopaxi. El abrazo los fundió en uno solo.
El rocódromo (de Concentración Deportiva de Pichincha, en La Vicentina) será en adelante parte de la cotidianidad de Diego. Ahí, dice, le esperará a Samir, en su imaginario, todos los días para ver cómo se pone los ‘pies de gato’ (zapatos de montañismo) recién adquiridos.
Su mirada se pierde, por un momento, en el horizonte y revela que cremará el cuerpo de Samir y sus cenizas las esparcirá en el nevado Cayambe.
Pero, eso no es todo, cuenta que con su Topo Gigio quedó algo pendiente: viajar a San Francisco, Estados Unidos, para escalar juntos una elevación. “Lo voy a cumplir y en la cumbre dejaré grabando su nombre”, dice este padre, que, da muestras, de haber vivido con intensidad 23 años junto a su hijo.
La sonrisa siempre acompañó a Martín
En cambio, a Marcelo Bernal le quedará por siempre presente esa alegría y sonrisa que Martín Cruz proyectaba a quienes le rodeaban. “Nunca le vi gruñón, incluso cuando se enojaba reía”, cuenta.
Compañeros en el colegio San Gabriel, este final de año lectivo ya no será el mismo para Marcelo. Los dos se iban a incorporar de bachilleres y se habían trazado muchos proyectos, como proseguir los estudios universitarios.
Martín le contaba su pasión por la escalada y un día le demostró a él y a sus compañeros sus aptitudes. “Estábamos jugando fútbol y la pelota quedó atrapada en una parte alta en unos metales, y él como un gato trepó por una pared y bajó el balón. Nos dejó con la boca abierta”, rememora Marcelo.
Las horas no se detienen y los cuerpos de Samir, Martín, Kevin y Jocelyne salen del Teatro Quitumbe. El último adiós de sus amigos, conocidos, entrenadores y otros se escucha. La última morada les espera, pero sus recuerdos quedarán grabados en quienes compartieron con ellos. (D)