Deportes

Edison Preciado “Me quedaré a vivir siempre acá”

Con 16 años y con la ayuda de Carlos “Ventarrón” Quiñonez llegó a Cuenca en busca de un sueño. Estuvo una semana mostrándose al técnico Ramiro Blacut y luego regresó a Huaquillas a terminar el colegio. Con el títulos de bachiller en sus manos, pidió a su mamá dos años para probarse como futbolista, caso contrario se pondría a estudiar la universidad.

Tras 14 años, ha conformado una familia y el próximo mes se pasará a vivir en su propia casa que ha construido gracias al fútbol.

Edison Preciado decidió quedarse a vivir en la Atenas del Ecuador para toda la vida.
Se enamoró del expreso austral, del que en 2010 no se quiso ir, pero que por ayudar al club “a pagar sueldos atrasados a sus compañeros”, aceptó su desvinculación. Siempre llevó el escudo del Cuenca en su corazón y pensó en regresar algún momento.
Siete años después tuvo su segundo sueño hecho realidad. Nuevamente se cobijó con la colorada y espera tener más de una alegría, “el objetivo de este año es ganar la segunda estrella”.
El “Loco” Preciado, como le conocen al oriundo de Huaquillas, era juvenil cuando en 2004 el Deportivo Cuenca dio la vuelta de campeón y en 2009 estuvo a punto de conseguir la segunda estrella, pero en la final ante Deportivo Quito, no pudo; “esa es la pica que tengo. Espero hacerlo realidad este año y para eso estamos trabajando duro” comentó el goleador de los morlacos, quien marcó el tanto más importante de la historia del club de sus amores, el 1-0 en la victoria ante Boca Juniors por la Copa Libertadores.

¿Desde cuándo juega fútbol?

Desde los tres años. Mi papá era entrenador y participábamos en el torneo Dientes de leche.

¿Siempre pasaba con su papá? ¿Qué hacía?

Sí. Pasaba todo el día en la cancha. Le ayudaba con los implementos y luego me ponía a jugar. A veces mi papá me hacía sentar en un alto y yo me bajaba para buscar una pelota. Un día, cuando tenía 12 años estuve sentado y de un disparo me tumbaron y me soñaron, pasé mucho tiempo en el suelo, mi papá no se había dado cuenta. En otra ocasión, le mordí la barriga a un amigo mayor para que me de la pelota.  (Cuenta sonriendo)

¿Cómo llegó al Deportivo Cuenca?

Cuando tenía 16 años. Carlitos dijo que me iba a llevar para que me pruebe en el Deportivo Cuenca y él habló con el profe Blacut. ‘Ya está. Ahora te toca mostrar lo que sabes’, me dijo Carlitos.

¿Cómo le fue?

Tuve una semana para mostrarme. Luego tenía que regresar a Huaquillas a terminar el colegio. Luego de graduarme regresé a Cuenca y me quedé en la casa de la familia Salazar, del “Ñaño mono”. Él en ese entonces era el entrenador de la sub-20, y nos llevó a su casa, nos daba de comer. Matamoros, Achillier y yo vivíamos con él.

¿Cuándo debutó en Primera?

Cuando tenía 19 años, con el profesor Comezaña en el 2005. Fue algo increíble.

¿Hasta cuándo estuvo en el D. Cuenca?

Jugué hasta el 2009, pero tenía un año más de contrato. Jugué Copa Libertadores y estuve cerca de ganar otra medalla, pero perdimos la final ese año. Luego por pedido de la directiva me negociaron con El Nacional. Me fui muy triste. Me dijeron que era por el bien de ambos, el club recibía recursos para cancelar deudas y yo daba un salto en mi carrera.

¿Siempre pensó en volver?

Sí. Siempre. En El Nacional estuve tres años, luego me fui a México, al San Luis Potosí, luego regresé a El Nacional y en 2016 yo llamé al presidente del Cuenca pidiendo regresar, pero me dijo que ya el plantel y el presupuesto estuvo definido.

Pero en 2017 se hizo realidad

Así es. Este año, cuando me llamaron no dudé y nos pusimos de acuerdo. He vuelto a mi casa y al equipo que amo. Espero ser el jugador que espera la hinchada para dar alegrías.

En el último partido no marcó, pero le acreditaron un gol y usted besó la camiseta

Siempre que hago algo por el Cuenca es una gran alegría. En ese partido ante Fuerza Amarilla no pensé haber marcado el gol, pero lo besé porque fue un gol del equipo. Luego, al finalizar el partido me avisaron que el tanto me dieron a mí. Dije gracias. (Sonríe)

¿Acá llegó con su familia?

Sí. Estoy con mi familia, con mi esposa Vanesa y mis dos hijos Joao y Luciana.

¿Cuántos años lleva casado?

Nos casamos en el 2008. Era chistoso. A ella le conocí cuando teníamos 13 años. La conocí en unas elecciones estudiantiles del curso, ella fue candidata por las mujeres y yo por los hombres. Perdí por un voto. Ahí nació todo. (Sonríe)

¿Cómo le pidió matrimonio?

Fue aquí en Cuenca. Un día nos fuimos al cine. Yo antes había hablado con un empleado de ahí, y al terminar la película en un CD con una canción de Fausto Miño salió en la pantalla: ¿Te quieres casar conmigo? (Sonríe)

¿Cómo son sus días en esta ciudad?

Nos levantamos a las 07:30. Ella hace el desayuno y yo me alisto para ir a entrenar. Al regresar me tienen listo el almuerzo, -mis hijos hacen el jugo-, luego me tomo una siesta y realizamos varias actividades. Vemos películas, bailamos, hacemos karaoke o salimos a comer o tomar helados.

¿Sabe cocinar?

Sí. Claro. Cuando me vine a Cuenca mi mamá me ragaló un cilindro de gas y una cocineta. Ahí aprendí. Sé hacer de todo.

¿Qué conoce de Cuenca?

Todo o casi todo. Antes me iba caminando o en bus a los entrenamientos. Comíamos en los agachaditos.

¿Tiene cábalas?

Antes para jugar me ponía los zapatos de distintos colores, ahora acá en el Cuenca con un nuevo entrenador aún no lo hago. Espero hacerlo pronto.

¿Cómo festejará su primero gol?

Lo haré como lo hice la primera vez que marqué con la camiseta del Deportivo Cuenca, con la garrotera. En ese partido en Portoviejo marqué el gol y me quedé quieto, a la Hormiga Paredes le dije que me eche agua. (Sonríe) 

Nombre: Edison Preciado

Nacimiento:   Abril de 1986

Edad: 30 años

Creyente: Católico

Casado con: Vanesa Ponte

Hijos: Joao y Luciana

Apodo: “Loco”

Música:  Regaetón, salsa, pasillos.