Don Nachito pinta, cose, baila y tiene 115 años
No usa lentes ni bastón y le encanta bailar todo ritmo que escucha. En el cantón Catamayo, Loja, vive quien sería el hombre más longevo del mundo, Ignacio Aguilar Jaramillo, quien tiene 115 años, según lo corrobora su cédula de identidad.
Camina un poco más de 10 minutos, a diario, para llegar al Centro Diurno del Buen Vivir La Providencia, en donde permanece todo el día. Este es administrado por un grupo de religiosas que reciben ayuda del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), del gobierno municipal de Catamayo y también realizan autogestión para poder solventar el centro, ubicado en el barrio San José, Catamayo.
Aguilar Jaramillo, don Nachito, como lo llaman cariñosamente familiares y amigos, nació el 10 de enero de 1901. Patricia Acaro, directora zonal del MIES, indica que se está levantando la información y que hay un equipo que trabaja para que don Nachito ingrese al libro de los récords Guinness. Se ha designado un grupo de trabajo para llenar formularios, agrega.
Aguilar fue inscrito en la campaña que hizo la institución en el 2008, por su sobrina y un testigo. En el Registro Civil se indica que hay un certificado de bautismo entre las pruebas de la fecha de nacimiento.
El longevo es uno de los fundadores del centro gerontológico, al que asisten, de lunes a viernes, 75 adultos mayores, con quienes, de 08:00 a 16:00, trabaja en manualidades, terapias físicas, danza, canto, entre otras actividades. Aparte del cuidado de las religiosas, reciben alimentación y asistencia de facilitadores del MIES.
En el centro hay un espacio para hacer actividades manuales. Ahí se ubica a don Nachito deshilando retazos de tela, material que es empleado para rellenar los almohadones que él y sus compañeros elaboran.
Adicional a ello, don Nachito pinta, cose, baila y hace ejercicios. Dice ser muy selectivo con sus parejas de baile, tiene que ser alguien que siga el ritmo y sobre todo que tenga la fortaleza para danzar por largos minutos. Un trastorno de lenguaje no le impide escuchar, entender y asimilar una conversación.
Aguilar nació en el cantón Quilanga –aunque está registrado en Catamayo–. Es el primero de cuatro hermanos. Sus padres fueron Moisés Aguilar y Anastasia Jaramillo, quienes fallecieron de 120 y 125 años de edad, respectivamente, según lo corrobora la funcionaria del MIES.
Creció en un hogar de escasos recursos y desde pequeño se dedicó a las labores agrícolas, especialmente al cultivo de yuca, tubérculo que no puede faltar en sus comidas.
Desde 1981, don Nachito radica en Catamayo, parroquia San José, en una casa ubicada en el sector Divino Niño, a pocos metros de la urna del Señor de la Buena Muerte.
Vive con su sobrina María Teodolinda Lima, de 68 años, quien le dedica atención. Ella lo acompaña al mercado o al banco, ya que es beneficiario del Bono de Desarrollo Humano.
La alegría de todos
El Centro Diurno La Providencia se llena de algarabía con la presencia de más de 75 adultos mayores, donde don Nachito es el centro de atención por su edad, por su cordialidad y alegría de vivir, refiere Adriana Hernández, religiosa responsable del Centro gerontológico, quien destaca el aporte del MIES, cuya directora indica que el ministerio invierte unos 29.000 dólares semestrales para el pago de facilitadores y alimentación. (I)
Fuente: eluniverso.com
KC