Dayana, árbitro asistente que impone carácter en la cancha
En la cancha demuestra firmeza y seriedad, pero cuando se desconecta de su profesión es amigable y emanaba buena vibra. Es que sea árbitro asistente o central requiere de un gran carácter y personalidad para no dar marcha atrás a sus decisiones ni intimidarse ante cualquier epíteto fuerte que salga desde las barras.
Dayana Paredes nunca imaginó estar rodeada de pitos, tarjetas pero sobre todo de banderines, sin embargo, la necesidad la llevó a ingresar a un mundo que casi estaba vetado para las damas. En la actualidad, tiene escarapela FIFA como árbitro asistente desde hace cuatro años y es vocal de la Asociación de Árbitros de Fútbol de Azuay.
“Ingresé al arbitraje por cuestiones de la vida. Mi primo Santiago Ochoa me mencionó sobre un curso de árbitros. Todavía no ingresaba a la universidad y buscaba trabajo. Para decir la verdad nunca me gustó la posición del árbitro central así que no me quise comprometer mucho. A los 26 años me dieron el gafete y me dijeron que sería asistente, allí comenzó todo”.
Dayana es la única de siete hermanos que está ligada al deporte y es una de las tres árbitros que tiene Azuay. Las otras son Josefa Pintado y Jessica Lojano. A corto plazo esperan que la Comisión Nacional de Arbitraje amplíe su horizonte y les tomen en cuenta para el campeonato nacional.
En Ecuador la guayaquileña Rosa Canales sentó un precedente. En 1998 fue asistente en los partidos de la Serie A y Serie B del balompié ecuatoriano. Luego fue la única mujer árbitro del país que actuó como cuarto juez durante un compromiso por Copa Libertadores del Olmedo, en Riobamba. Hoy forma parta de la Comisión Académica de Arbitraje.
Rutina
Con apoyo de sus compañeros dejó el miedo a un lado y, como para salir de la rutina, desde el 2015 Dayana decidió impartir justicia como central en certámenes particulares barriales y en el balompié estudiantil femenino.
“El año pasado tuve un problema con el (colegio) Antonio Ávila. Se eliminó con un gol que fue mi error, nunca había pitado… me mandaron al carajo, fue todo un caos. Este año, dije, me va a ir mejor”.
El último partido que pitó fue entre Antonio Ávila y César Dávila, por el tercer lugar, categoría damas única. No faltaron los hinchas que reprocharon sus algunas de sus decisiones. “Por ahí creo que hasta me mandaron a la cocina pero uno ya está nueve años en esto y ya no le hace nada”.
Próxima a cumplir 32 años, Dayana está pendiente de cualquier convocatoria que hacen los organismos pertinentes dos meses antes de un evento internacional para que las árbitros puedan prepararse física y mentalmente. El año pasado fue partícipe de la Copa Libertadores, en Medellín.
“Lo mío es la asistencia. Consideraría ser árbitro central pero a estas alturas y con la competencia que hay prefiero ser asistente. Además, si quisiera tendría que descansar un año y empezar de nuevo, sé que me va a costar por eso mejor seguiré pitando barrialmente hasta cuando pueda”.
Facetas
A la par del arbitraje, Dayana no descuida sus estudios universitarios en Cultura Física, vela por su hijo de seis años de edad, va al gimnasio dos veces a la semana, corre de lunes a jueves y asiste a sesiones de crossfit cuando puede. (BST)-(D)