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Búsqueda de atrapados en Manta

Desde que la tierra tembló el sábado, los habitantes de la ciudad de Manta luchan sin descanso contra los escombros para sacar a los atrapados, una tarea a la que se entregan con escasos medios y sin poder escapar del terror que les producen las réplicas al caer la noche.

Situada en la costa, Manta es ebullición de día y tensa calma de noche, cuando la falta de luz que siguió al terremoto de 7,8 grados hace que desaparezca a la vista.

Casi nadie duerme en las casas que aún quedan en pie. Como alternativa se convierte en cama el vehículo y hasta las aceras de las calles y los parques, cualquier opción que evite el riesgo de tener sobre la cabeza un techo que pueda derrumbarse.
El terremoto, que ha causado según cifras oficiales al menos 413 muertos, 95 de ellos en la ciudad, fue devastador en la zona de Tarqui, cerca de la playa, donde se alzaban numerosos hoteles de los que hoy solo quedan escombros y vecinos que miran impotentes.
Uno de ellos es David Villarroel, que observa como los bomberos, junto a un perro entrenado, buscan supervivientes.
“Estoy esperando a que vayan al ‘Panorama Inn’, tengo una amiga allí. Quedó atrapada y mandaba mensajes por el celular desde debajo de los escombros, pero desde ayer no manda nada”, cuenta Villarroel.

Esperanza
Las estadísticas que manejan los bomberos dicen que se puede tener esperanza de rescatar a los atrapados con vida hasta 15 días después del derrumbe, pero mientras tanto es el can quien sentencia: Si ladra, la esperanza se desvanece; si busca nervioso a los bomberos, hay una posibilidad.
Esta vez, ante la mirada de Villarroel, se pone nervioso, y los bomberos, que cuentan con refuerzos de su similar de Perú, así como de otros países, se adentran por un angosto hueco en lo que fue el segundo piso del hotel.
“¡Somos del equipo de rescate de Perú. Si alguien me escucha que grite o golpee!”, pide el jefe del cuerpo de búsqueda de rescate urbano de Perú, Hugo Polar.
Nada se oye y se pide maquinaria pesada. Al tiempo, en la calle contigua, Antonia, quien prefiere no dar su verdadero nombre, espera angustiada a que saquen a su hermano de entre los restos de otro hotel.
“Era de Quevedo, estaba aquí de vacaciones. Solo quiero llevar sus restos a casa”, asegura.
Pero los bomberos no saben la distribución, dónde marcar y cortar, y los dueños del hotel, a pocos metros, les hacen un precario plano y tratan de recordar quién estaba dentro: Ocho huéspedes, quizá, al menos uno con seguridad estaba dentro cuando el suelo tembló, no pueden asegurarlo.

 Inseguridad
Además los robos se suceden desde el sábado, especialmente de noche, cuando incluso la luz de las velas se ha hecho para muchos inasequible debido al encarecimiento de productos.
Para Carlos Véliz la situación es especialmente dura, pues le robaron electrodomésticos y comida cuando atendía el sábado las primeras emergencias como bombero.
Mientras, en la calle se pide más maquinaria pesada porque algunos ya empiezan a dudar de que intervenir con sus propias manos sea beneficioso ya que muchas construcciones sirven de apoyo para otras que amenazan con caer tras debilitarse por los continuos sismos.

  Rescatados
El Cuerpo de Bomberos de Guayaquil informó la tarde de ayer del rescate de seis personas con vida en Manta. Entre ellos, una niña de tres años y otra de nueve meses, quienes se encontraban atrapadas entre las ruinas del hotel Miami.
En otra tarea, también se registró el rescate de Benigno Armijos de 70 años bajo los escombros por el colapso de su vivienda.
Más temprano, en horas de la madrugada, personal de rescate informó que cinco personas fueron rescatadas con vida, después de permanecer más de 32 horas entre los escombros del centro comercial Navarrete que colapsó, en la parroquia Tarqui. La tarde de ayer también se reportó en Portoviejo el rescate de Pablo Córdova, administrador de un  hotel. El rescate fue obra de especialistas de Cuenca y Bogotá.

 

Fuente: Diario El Tiempo