Regresa Po con su mejor aventura
El estreno de “Kung Fu Panda 3”, que comienza hoy en los cines de Puerto Rico, es evidencia contundente de que los artistas de Pixar no son los únicos que tienen la fórmula mágica para hacer una buena secuela de un éxito animado.
La nueva aventura de “Po”, el panda que en el primer filme descubrió que estaba destinado a ser un guerrero legendario, no tendrá la resonancia emocional de “Toy Story 3” pero definitivamente se distingue por ser la mejor oferta cinematográfica de esta serie.
Como crítico de cine, siempre me he subscrito a la filosofía que cualquier logro artístico de una secuela no podría existir sin la base del primer filme. Aún así, puedo afirmar con seguridad que esta tercera “Kung Fu Panda” retiene la magia y el humor del filme original y luego los multiplica por cien. Este es el tipo de entretenimiento familiar que funciona en todo los niveles posibles. Su mezcla de acción con humor e inteligencia logra que el entretenimiento sea de primera, mientras que el trabajo superlativo de los animadores y su tributo constante a los filmes de kung fu transforman esta oferta familiar en una joya audiovisual.
Al igual que en los filmes anteriores, gran parte del encanto de esta película reside en la personalidad de su protagonista. “Po” tiene el entusiasmo de un fan que todavía no puede creer que se ha convertido en el tipo de héroe que siempre admiraba cuando era niño. Su inocencia e inteligencia limitada se presta para muchos de los momentos cómicos, pero lo que distingue estas producciones son la forma en que cada lección de vida que aprende nuestro héroe sirve de trampolín para tener conversaciones interesantes y necesarias con los más pequeños de la familia.
En esta ocasión, al protagonista le toca enfrentar su miedo al cambio y a descubrir su verdadera identidad. Este dilema existencial se convierte en algo tangible cuando el retiro del maestro “Shifu”, lo deja a él como el maestro que debe entrenar a los “Furiosos Cinco”. Antes de que “Po” pueda dejarse consumir por su inseguridad, su vida se complica aún más con la llegada de su padre biológico y un nuevo enemigo que se dedica a robarle la esencia a todos los maestros de kung fu. Para poder derrotarlo nuestro héroe tendrá que aprender el verdadero significado de ser un panda que también es un guerrero.
Esta franquicia no podría existir sin el espíritu y el talento que tiene Jack Black para este tipo de personaje. Sin embargo, en esta ocasión hay personajes nuevos que elevan la cuota de comedia aún más que la de los filmes anteriores. Kate Hudson le da voz a una panda que está muy interesada en “Po” pero más preocupada por su ego como artista. Bryan Cranston se sincroniza perfectamente bien con los ritmos cómicos de Black interpretando al panda que resulta ser el padre biológico del protagonista. Y J. K Simmons tiene la distinción de crear un villano grande e imponente que también provee varios buenos momentos de comedia.
Las lecciones exploradas en estas producciones no son para nada algo nuevo, pero la destreza artística de los animadores y la fusión de humor e inteligencia de sus guiones le dan una vitalidad que transforma la experiencia de ver la película en algo más que entretenerse por noventa minutos.
Fuente: EL NUEVO DIA
R.A