Según la ONU, en el mundo, 1 de cada 3 mujeres ha sufrido violencia física o sexual en su vida.
“La violencia es un fenómeno psicosocial en el que están presentes la intensionalidad de hacer daño al otro”, dice Miriam Ordóñez, subdecana de la Facultad de Psicología de la Universidad de Cuenca, un ejemplo es el acoso escolar o la violencia de género, cuyo día internacional de eliminación de esta se conmemora hoy.
Sin embargo, desde hace varios se deja de hablar de violencia y se habla de “violencias”, entre estas están la física, psicológica, pero también existe otra de la que no se habla mucho, la económica o patrimonial.
Esta se da cuando el “agresor” no permite que la mujer utilice sus recursos económicos, es decir, a pesar de que trabaja, no puede utilizar su dinero, los bienes no están a nombre de ellas o no pueden usar sus documentos, incluso el agresor utiliza su dineros, menciona Blanca Pacheco, coordinadora técnica de la entidad.
Dificultad
En estos casos, cuando una mujer decide salir del círculo de la violencia “salen con lo que están vestidas”, no tienen bienes, pues sus pertenencias se quedan en casa con el agresor que no les permite sacarlos y hasta en ocasiones los destruye.
También, cuando salen de su situación de violencia, se dan cuenta que necesitan recursos para educación de sus hijos, salud, alimentación, entre otros, y al no tener un trabajo estable y esto limita que puedan dejar el círculo de la violencia.
A decir de Pacheco, en este tipo de violencia no hay un riesgo latente, como en la violencia física, donde se evidencia un daño físico como una herida, por ejemplo, mientras que la viloencia psicologíca, económica y patrimonial generalmente no dejan huellas en el cuerpo de la víctima y se tiende a disminuir esta.
Frente a la dificultad de acceder a recursos las mujeres muchas veces se ven obligadas a regresar con el agresor o con la familia que le estaba violentando, dice la funcionaria de la Casa María Amor.
Otro tipo de violencia, que está naturalizada en varias paises, se basa en la educación con patrones socioculturales discriminatorios, y si es mujer, indígena y si es analfabeta por lo general se la discrimina.
En el acompañamiento a mujeres se ha evidenciado esto en entidades públicas y privadas, como no dar información adecuada u oportuna cuando la mujer va por un servicio, puede considerarse como violencia enmarcado en discriminación a mujeres, adolescentes, personas de tercera edad, es decir, grupos considerados como vulnerables.
“La sociedad nos muestra cada día que lo más volarado son hombres y mujeres en una edad madura que tengan recursos, educación y nos olvidamos de la realidad que vive el país”, asevera.
Educación
Al respecto, Miriam Ordóñez, subdecana de la Facultad de Psicología de la Universidad de Cuenca, resalta que la violencia no solo es una cuestión de dominio físico, sino también de dominio psicológico, el agresor puede presentar esto a nivel de pareja.
La violencia está presente en todas las sociedades, es un fenómeno mundial, está presente en muchos estratos sociales, en la familia, sistema educativo, etc, y lo que se debe hacer docentes, padres de familia, la sociedad, es identificar políticas que permitan generar procesos de prevención que sean efectivos, que se lograría a través de procesos de psicoeducación empezando desde los niños, opina la docente.
Fuente: Diario El Mercurio.
R.A