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Venezuela: cómo convivir con la violencia y el miedo

En un país en el que decenas de personas mueren de manera violenta cada semana, el asesinato de una exreina de belleza y popular actriz ha impactado a la sociedad venezolana como si se tratara de un hecho singular, nunca visto.
Mónica Spear fue asesinada en un Toyota Corolla modelo 2002 que, por muy modesto que fuera, llamó la atención de los asaltantes que acabaron con su vida y la de su esposo.
Fue en la noche del pasado 1 de enero, en medio de una autopista oscura entre las ciudades de Puerto Cabello y Valencia, una zona montañosa en la costa norte de Venezuela, escenario del doble homicidio que, además, fue presenciado por la pequeña hija de Spear, quien resultó herida.
La tragedia tiene al país de luto y a muchos -en cada plaza, en cada arepera, en cada cola- hablando de uno de los problemas que más preocupa a los venezolanos: la inseguridad.
Los venezolanos han tenido que cambiar su estilo de vida para vivir en un país donde la posibilidad de un robo, un tiroteo y hasta un secuestro es enorme.

 
Precauciones

El taxista Daniel Torres, residente del barrio popular de Petare, también en Caracas, dice que dejó de respetar los semáforos por las noches por miedo de que lo roben. Y en muchas ocasiones, añade, son los mismos clientes quienes le piden que se salte dichas señales de tránsito.
“Los venezolanos viajamos con el Credo en la boca y la Cruz en la mano”, afirma Torres. “Que se te pinche un caucho o el carro se te dañe en carretera es el mayor peligro, sobre todo porque después de las 23:00 uno no ve una patrulla”.
Su análisis se corrobora con el caso de Spear quien, aparentemente, tuvo un accidente en el kilómetro 194 de la intrincada autopista Puerto Cabello-Valencia y, según informes forenses, la atacaron para robarla cuando el auto ya iba en la grúa.

 
Cambian las costumbres

Por su parte, la periodista del diario El Nacional Katiuska Hernández cuenta que, aunque termina de trabajar a las 18:00, prefiere quedarse hasta las 21:00 para irse con otros colegas y no tener que depender del riesgoso transporte público. Es una práctica frecuentada por muchos quienes también quieren evitar manejar solos. Se llama el “car-pooling”.
Hernández, escribe sobre economía y asegura que las costumbres bancarias de mucha gente han cambiado: “prefieren usar cheques de gerencia que efectivo, cambian las rutas hacia el banco y van acompañados”.
Incluso, la tradición de comer en la calle se ha visto afectada por el miedo a salir.

 
Con mucho miedo

Aunque la criminalidad en Venezuela no es algo nuevo, la situación se ha vuelto más crítica en los últimos años y tomar precauciones pasó a ser -como sucede en Colombia, Honduras o El Salvador- parte de la rutina.
Hay quienes creen que el país es seguro y que la gente no está preocupada, como el actor de línea chavista Roberto Messuti, quien dijo el martes que “los venezolanos se sienten seguros” en una declaración que se volvió viral en las redes sociales por lo paradójico que a muchos les pareció.
Sin embargo, según el sociólogo experto en Venezuela David Smilde, “durante los últimos 20 años, la inseguridad ha estado en el tope de las preocupaciones de los venezolanos de acuerdo a diferentes encuestas”.
Desde el que va a cine de día hasta el que no publica las fotos de sus viajes en Facebook para que no vean que tiene plata, los ejemplos son innumerables. Quizá uno de los más frecuentes es tener más de un celular, uno de ellos con licencia para ser robado. Y la recomendación típica: “nunca, pero nunca hables por teléfono en la calle”.
 

Otra generación

Quizá la inseguridad explique la enorme importancia que tienen los malls en la vida cotidiana de Venezuela, apunta el sociólogo David Smilde, también investigador de la organización no gubernamental Washington Office on Latin America (WOLA). Y concluye: “Hay una generación de venezolanos que no tiene la libertad que tuvieron otros”.
La de ahora es la generación de muchos que han escogido irse del país en busca de más tranquilidad. Aquella que se describe en Blue Label, la popular novela del escritor venezolano de 36 años Eduardo Sánchez Rugeles, que relata la manera en la cual un grupo de venezolanos jóvenes vive la realidad del país.
Aquella que representa lo dicho por la actriz venezolana y colega de Mónica Spear en la cadena estadounidense Telemundo, Gaby Espino: “Yo amo a mi país, pero yo no piso más Venezuela”.
 

El Dato
Los asesinatos en Venezuela -según los mida el gobierno o las ONG- van de 39 a 79 al año por cada cien mil habitantes.

24.000
homicidios se registraron en 2013.

 

Fuente: Diario El Comercio