Noticias

Prostitución en Cuenca se expande sin control

Cámara de Turismo y Municipio buscan normar uso de hostales.

Recorte de horarios en los burdeles provoca que trabajadoras sexuales busquen otras zonas para laborar.

Caminan pausado. Sus tacones de ocho centímetros de altura las delatan. Estas pisadas se esfuman al atravesar pasillos que conducen a habitaciones pequeñas donde ejercen el oficio más antiguo del mundo.

Uno de esos cuartos es del prostíbulo El Mirador, ubicado en el barrio Cayambe o Zona de Tolerancia. Allí labora “Daniela” (nombre protegido), quien no deja de ver su reloj. Está angustiada. Ya eran las 18:30 y solo había tenido un cliente por el que cobró 10 dólares. Pero su ganancia es de ocho dólares. “Daniela”, de mediana estatura, cabellera larga, no puede esconder su ira.

Asegura que desde que las autoridades del Gobierno, les cambiaron el horario para que trabajen desde las 13:00 a 22:00, de lunes a jueves; los viernes hasta las 00:00; y los sábados hasta las 02:00, su trabajo se ve afectado. Ella, al igual que otras 30 mujeres que laboran en El Mirador, han optado por ir a trabajar en sectores como la avenida De Las Américas, Feria Libre, Cementerio, Aeropuerto, Huayna Cápac, Vega Muñoz, Terminal Terrestre y mercado Diez de Agosto.

Para Blanca Guillén, propietaria de El Mirador, el cambio de horarios provoca que los domingos en el barrio Cayambe las trabajadoras sexuales presten sus servicios en lugares no adecuados como autos o cuartos del sector.

A diez minutos de la Zona de Tolerancia está la Chola Cuencana y cerca de ahí la Terminal Terrestre. Ahí, el movimiento es intenso. Las bocinas de los vehículos suenan en las esquinas donde más de una decena de mujeres y travestís ofrecen sus servicios sexuales.

Moraima L, de 65 años, es vecina de la calle Federico Guerrero y se queja de los continuos escándalos que ocasionan los travestís y lo inseguro que se a vuelto el barrio.

Según el capitán Diego Genovéz, de Antinarcóticos del Azuay, continuamente se realizan operativos y actualmente se realizan labores de inteligencia con la finalidad de terminar esta problemática.

“Lupe” (nombre protegido) dice que trabajaban por la Terminal, Cementerio, Chola Cuencana y Vega Muñoz, porque existen hostales que les alquilan los cuartos. Considera que para estos sitios es rentable el negocio porque cada mujer atiende un promedio de cuatro clientes diarios.

Patricio Miller, presidente de la Cámara de Turismo de Cuenca, indica que es competencia del Ministerio de Turismo controlar y sancionar que los hostales y hoteles presten los servicios para los que fueron creados.

El concejal Xavier Barrera, presidente de la Comisión Municipal de Seguridad, dice que con otras entidades de control se busca establecer una normativa para el funcionamiento de hostales. (MLB)-(I)

REFLEJO DE CRISIS LABORAL

Para Yolanda Gómez, Coordinadora Nacional de los Grupos de Atención Prioritaria, el problema de que la prostitución se ejerza en diferentes sectores, es el reflejo de la falta de empleo.

Además, señala que no existe por parte de los municipios, y Gobierno, políticas a favor de las trabajadoras sexuales, gays y travestís, que ofrecen sus servicios. Recalca que a lo único que acceden es al examen profiláctico, razón por lo que sugiere adecuar la Zona de Tolerancia con una Unidad de Policía que tenga servicios legales, médicos y policial.

Yulisa, trabajadora sexual, desconfía que las autoridades realicen algún proyecto para velar por el bienestar de quienes como ella ofrecen servicios sexuales. Asimismo, cree que la prostitución no dejará de existir en las zonas céntricas de Cuenca, salvo que les den un trabajo y sueldo digno. (MLB)-(I)

MÁS DETALLES

– Unas 200 trabajadoras sexuales laboran en el barrio Cayambe donde están los burdeles Chicas-Chicas, Candil, Trébol, Oasis y Mirador, indica Blanca Guillén, administradora de esta última casa de citas.

– Según la activista Yolanda Gómez, 430 mujeres han dejado el oficio de la prostitución en los últimos 12 años, en Machala, Cuenca y Ambato. Han emprendido negocios o se han empleado en gabinetes de belleza.

– En Ecuador, la mayoría de trabajadoras sexuales ha llegado solo hasta la primaria y han recibido maltratos físicos, psicológicos y discriminación, según la Red de Trabajadoras Sexuales del Ecuador.

– Las trabajadoras sexuales cobran en los burdeles 10 dólares, en la calle 15 dólares y en centros clandestinos 30 dólares. De ese valor pagan un porcentaje a los propietarios de los locales o de las hostales.

 

Fuente: EL Mercurio