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Las exportaciones de café se han reducido un 50% desde el 2012

Eloy Torres tiene 70 años y 40 los ha dedicado a cultivar café de la variedad robusta en suelos amazónicos.

Este agricultor de Sucumbíos recuerda con indignación cuando los precios del café cayeron en el 2000 tras la dolarización.

“Esperamos unos años a ver si los precios se recuperaban, pero eso no pasó nunca. Los productores somos los que más perdemos y el ecuatoriano paga muy bien por una taza de café”, se queja Torres, que hoy en día recibe de las empresas procesadoras entre USD 0,75 y 0,90 por libra.

Con la productividad promedio de cinco quintales mensuales por hectárea que tiene el país, ningún precio es bueno para un pequeño agricultor, dice Javier Villacís, gerente del Proyecto de Reactivación de Café del Ministerio de Agricultura. “Lo ideal sería que por lo menos alcancen los 30 quintales cada mes”.

La inconformidad del agricultor con los precios es solo uno de los problemas de un sector que pasó de exportar 23 000 toneladas métricas en el primer semestre del 2012 a 11 000 en el mismo período de este año, según datos del Banco Central del Ecuador.

Los cafetaleros no logran volver a los buenos años. En la década de los ochenta, el país producía 2 millones de sacos de café al año, pero hoy la cifra llega a 300 000, de acuerdo con cifras del Ministerio de Agricultura (Magap).

“El sector cafetalero en los últimos tres años ha venido decreciendo entre un 15 y 20% por año”, dice Pablo Pinargote, presidente de la Asociación Nacional de Exportadores de Café (Anecafé).

Las exportaciones de café registran una reducción en los últimos años. La situación preocupa a los productores. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO

En 1989 se rompió el Acuerdo Internacional de Café, que regulaba mediante un sistema de cuotas el comercio internacional del grano, por lo que los precios se volvieron más volátiles, seguido de una sobre oferta mundial.

En Ecuador, el golpe a los productores también vino de la naturaleza: el fenómeno de El Niño de 1998 y la propagación de la plaga conocida como Roya se sumaron a la falta de tecnificación y recursos.

“La baja producción es porque la mayoría de cafetales tiene hasta 50 años, los productores son pequeños y les falta recursos para comprar insumos y mejorar sus cafetales”, asegura Vinicio Dávila, presidente de la firma Cafecom.

Pinargote considera que la falta de materia prima es crónica. En este año se suma “la revalorización del dólar que hace nuestras exportaciones menos competitivas”.

Esa falta de materia prima la sienten empresas como Solubles Instantáneos, en Guayaquil, que procesa 100 000 quintales de variedad de café robusta al año. Un 60% es importado en grano, cuenta Jorge Salcedo, presidente de la firma.

En este escenario surgen iniciativas públicas y privadas. En el 2012, el Magap creó el programa de reactivación del café, para renovar 135 000 hectáreas hasta el 2021, con una inversión de USD 70 millones, mediante la entrega de plantines, insumos y asistencia técnica.

Además, el pasado 27 de agosto el Gobierno emitió un decreto ejecutivo mediante el cual se exonera del pago del 100% del anticipo del Impuesto a la Renta correspondiente al período fiscal del 2015 a productores y exportadores de café. Según el decreto, la baja de producción y la caída de exportaciones en el 2014 representa USD 13,8 millones menos de ingresos a los productores y 50,6 millones para exportadores, si se compara con el 2012.

Otra iniciativa es la de la empresa Solubles Instantáneos. Su presidente cuenta que la empresa invertirá unos USD 220 000 para reactivar 66 hectáreas de café en Santa Elena.

En el sur del país, en donde se concentra la mayor parte de la producción de café de la variedad arábigo, hay agricultores que optaron por la asociatividad y el valor agregado para no depender de la cantidad de grano, sino de la calidad.

En esa región se cultivan variedades especiales con certificaciones orgánicas y de calidad por los que se pagan hasta USD 500 por quintal, cuando en bolsa se cotiza en USD 136.

El café especial es aquel que adquiere sabores y aromas de los árboles cercanos que le dan sombra. Así, es posible cultivar café con sabor a fresa, naranja, cacao, aguacate, entre otros, explica Víctor Salinas, presidente de Procafec, una organización que agrupa agricultores de cinco cantones de Loja.

En contexto
Según cifras de la Asociación de Exportadores de Café (Anecafé), la proyección de exportaciones para este año es de 800 000 sacos de 60 kilos, lo que significa una reducción de más del 32% en comparación al 2014. Mientras que el Ministerio de Agricultura espera hasta el 2021, renovar 135 000 hectáreas de café.

 

Fuente: El Comercio