Atletismo: Luis Chocho, el ser humano detrás del entrenador exitoso
Cordial, respetuoso y atento a los detalles, por más minúsculos que sean, así se muestra en cualquier escenario Luis Chocho Sanmartín, “Luchito” como le llaman sus amigos. Ayer junto a su busto de cobre, contiguo a la Escuela de Marcha que lleva su nombre, se dio un tiempo para compartir parte de su vida personal y deportiva, tras el reconocimiento por parte de la Federación Deportiva del Azuay al trabajo que emprende su Escuela en la ciudad. Un acto que contó con Paola Pérez, Andrés Chocho, Jonathan Cáceres y Erica Rocha de Sena, marchistas clasificados a los Juegos Olímpicos de Río 2016.
-¿Pensó tener tanto éxito después de los inicios que tuvo? En verdad tuvimos muchos problemas al inicio. Fue un trabajo psicológico para afrontar la situación adversa. En la década del 70 tuve la dicha de ser alumno del profesor Jorge Quille, allí me inicié en la caminata… en la década del 80 tuve la suerte de ser el primer atleta azuayo seleccionado nacional para la Primera Copa Panamericana, en Bucaramanga, Colombia… recuerdo muy claro los insultos, las pifias de la gente, pero con todo eso nos hemos envuelto y hoy Cuenca abraza a sus marchistas, cuenta con medallistas internacionales y con una Escuela que ha formado a 11 atletas olímpicos…
-¿Dicen que usted no fue un buen deportista? Ciertamente no fui bueno y por no ser bueno me vino la motivación de formar a buenos ya que yo no podía.
– ¿No siempre los buenos deportistas pueden ser buenos entrenadores y viceversa, es así? Cada atleta tiene su personalidad y de acuerdo a lo que se ha visto, los atletas de alto nivel o que han tenido grandes resultados no han alcanzado a ser grandes entrenadores. Son raros los casos.
– ¿Con qué personaje del mundo le gustaría reunirse? Con el papa Francisco. Me gustó mucho su mensaje de la unidad y familia. Me he hecho eco de la unidad porque en cualquier ámbito es la que da la fuerza para cualquier resultado
– ¿Cómo se ve de aquí a diez años? Mi corazón todavía late, todavía tengo una espiritualidad deportiva. Muy pronto me llegará la jubilación, si Dios me da vida, pero no me desvincularé del deporte. De aquí a diez años aspiro seguir formando niños.
-¿Su jubilación? Me faltan dos años más para jubilarme. La verdad, no tuve la suerte de tener un bono de jubilación. Tuve que abandonar 32 años de servicio en el colegio Manuel Córdova donde trabajaba con partida fiscal para dedicarme a la caminata 12 o 14 horas diarias que algunos no lo creían… Cuando renuncié también perdí un ingreso económico… hemos conversado con personeros del Ministerio (del Deporte) para buscar una mejora porque de mi sueldo trato de ayudar en los gastos que tiene la Escuela… gastamos cerca de 2.000 dólares mensuales y el ingreso con apoyo de auspicios no llega más de 1.500. Yo pongo de mi bolsillo una parte. Para los que creían que tengo un sueldo grande en la Federación, les comunico que me está faltando.
-¿Qué sueño no pudo cumplir en su niñez o juventud? Quería estudiar Medicina pero los recursos de mi familia no alcanzaba. Tenia que estudiar, trabajar y entrenar. Luego me gustó estar apegado al deporte por eso seguí Cultura Física en la Universidad Católica… Tengo un hijo que se llama Franco que está estudiando Medicina y espero que ese objetivo se cumpla con él.
-¿Qué lección le dejó ir como tercer candidato a una concejalía de Cuenca por el PRE en el 2002? Acepté la invitación a un gran personaje como Jacobo Bucarán por una causa deportiva y por amistad… se trataba de una persona que vinculó a Luis Chocho al quehacer deportivo, que como presidente de la Federación Ecuatoriana de Atletismo creyó en el conocimiento, en la capacidad de nosotros, un guayaquileño reconociendo a un cuencano.
-¿Qué sintió al no tener la acogida que esperaba? Le soy honesto, como no soy político todavía no entiendo cómo hacer una carrera política. Lo que yo hago es formar atletas.
-¿Volvería a la política y en qué circunstancias? Muy difícil, más bien desde el punto que esté seguiré trabajando por el deporte.
-¿Si volviera a nacer, cambiaría algo de lo que ha vivido? Hay niños y jóvenes que han pasado por la Escuela de Marcha y en su adolescencia a veces se han resentido por la rigidez, exigencia y disciplina que hay en el entrenamiento, algunos se han ido medio molestos pero después de un tiempo nos hemos vuelto a encontrar y me dicen: profe, manténgase como era. Si volvería a nacer no podría cambiar, debería mantenerme como soy, creo que soy una persona sencilla y humilde.
-¿Por qué se dio la ruptura con Jefferson Pérez? Jefferson Pérez nació con un talento que había que moldearlo, requería de una mano para que le de forma a ese madero, me permitió darle forma hasta cuando un día tenía que llegar alguien a ayudarme porque no tenía la pasta para pulir esa carrocería y darle brillo… él necesitaba un equipo que le apoyara y cómo me iban a escuchar, abandonándole…
-¿Cómo es la relación con Jefferson? Ha sido un tanto intermitente, pero le digo una cosa, con él mantengo una buena amistad.
-¿Qué cualidad destaca de usted? Soy amigable, trato de saludar y mostrar una sonrisa a todos.
-¿Gusta del cine, libros, música? Cine, una vez al año… más me gusta leer
-¿Qué libros? El Grano de Oro de Miguel de Cervantes, la Biblia, no soy un orador pero me ha servido mucho en mi personalidad y para poder actuar ante los demás sin herir a nadie.
¿Qué tipo música prefiere? La de mi época, Leodan, Sandro, la música nacional, J.J.
-¿Un tema especial? Cinco centavitos de felicidad… soy nacionalista hasta el fondo por eso cuando voy a una competencia y veo un ecuatoriano, así no entrene conmigo, grito y apoyo, eso quiero transmitir a los señores entrenadores cuando viajen con sus atletas.
-¿Entrenar a un hijo es más complicado que a una persona particular? Es duro pero Andrés es muy inteligente, sencillo, humilde, tranquilo y ha sabido aceptar ciertos consejos… A sus 31 años todavía estamos cerca.
-¿Cuánto cambió la marcha desde sus inicios hasta hoy? Ha sido un giro de 360 grados. Cuando yo empecé me acompañaba a entrenar el profesor Edmundo León, del colegio Rafael Borja. En el 76, cuando me dedico a la marcha, él trotaba y yo marchaba de aquí a Baños… Hoy el deportista puede marchar por el Centro sin que le digan nada porque la marcha se ganó un respeto, un espacio en la espiritualidad del cuencano.
-¿Qué hace falta? Falta un Centro de Investigación integrado un equipo profesional completo…
-¿Cuál es la velocidad promedio que alcanza un marchista? Este año, en 20 kilómetros se ha marchado a cuatro minutos el kilómetro, en 50, entre 4,30 a 4,45.
-¿Hay nombres de quienes les podrían tomar la posta a quienes hoy están en Alto Rendimiento? Tenemos a Jacqueline Pañi, Wilfrido López, Cristian Ortega, Camila Peñafiel entre otros.
-¿De sus hijos, solo Andrés está dedicado a la marcha? Está también Franco y Mateo, el más pequeño. Las tres mujeres no hacen deporte.
Fuente: Diario El Mercurio.