Europa crea ‘Cárceles abiertas’ para presos con pena de 5 años
Una prisión sin garita de vigilancia, guardias penitenciarios sin armas, espacios sin barreras o alambres, asignar responsabilidades y autonomía a los presos, es el sistema de ‘cárceles abiertas’ que algunos países de Europa han impuesto en estos centros de rehabilitación social.
El Congreso Internacional Penal y Penitenciario de La Haya, Holanda, de agosto de 1950, definió oficialmente a los ‘establecimientos abiertos’ como sitios en los cuales “las medidas preventivas contra la evasión no consistía en obstáculos materiales como muros, rejas o guardias suplementarios”.
También puntualiza que el régimen de estos establecimientos se basaría en el sentimiento de responsabilidad y la autodisciplina de los internos.
Históricamente, la primera cárcel abierta existió en Valencia, España, en 1830. Su creador, coronel Manuel María Montesinos, dijo: “La cárcel solo recibe al hombre, su delito se queda en la puerta”.
Las cárceles abiertas constituyen una respuesta ejemplar del Estado a la violencia de un país y un modelo con éxito.
Características
Además de la supresión total de barreras y dispositivos de seguridad convencional en las cárceles abiertas, está la dignidad del preso, para lo cual se le propone trabajo para alejarlo de los vicios de la ociosidad.
En este contexto, el privado de la libertad evoluciona, se siente responsable de él mismo y también se acentúa una forma de vida en comunidad. Las relaciones en este tipo de cárceles son menos duras, estrictas y hay comunicación con el mundo exterior.
La organización
Para que funcionen mejor las cárceles con este modelo, los presos deben ser voluntarios. Es como una garantía con la intención de respetar las reglas y cumplir su condena.
A esto se añade una selección de internos para ingresar en el sistema según la peligrosidad, las capacidades de rehabilitación, integración a un grupo, entendimiento del sentido de la pena, estabilidad de la persona, disciplina, evolución, entre otros.
La autorresponsabilidad del detenido es importante, por lo que no hay obstáculos para escaparse. Es actor de su propia disciplina (por ejemplo, el preso tendrá las llaves de su cuarto), ya que les permite ganar confianza y eso ayuda en la seguridad de la sociedad a largo plazo.
En este tipo de cárceles se valora más a la persona individual y sirve para que tengan respeto por ellos mismos y por los demás.
Cumplir la pena en una cárcel abierta prepara al preso para su vida libre, consideran los expertos.
Alejados de problemas
El privado de la libertad pasa por la amenaza de volver por cualquier problema a una cárcel ‘cerrada’, lo que lo empuja a respetar las reglas del régimen abierto.
Además, no hay espacio para el suicidio como sucede en otros penales porque pasan mucho más tiempo con sus familiares y las relaciones de los guardias son pacíficas.
Países del norte europeo
Los países nórdicos cuentan con más cárceles abiertas, y tienen la tasa de reclusión más baja del continente.
Estos países generalmente tienen sociedades con bastante igualdad entre sus ciudadanos. El bien común es la regla. El individualismo no es tan fuerte como en otros estados de Europa o del resto del mundo.
Por ejemplo, en Dinamarca las cárceles abiertas son más numerosas que las convencionales. En ellas el costo diario de un preso es de 100 euros. Gran parte de los que tienen una condena inferior a 5 años, la cumplen en estos centros.
En Finlandia, de los 26 edificios penitenciarios, 11 son cárceles abiertas. Este tipo de régimen penitenciario existe desde 1970. En este país la tasa de reclusión es muy baja.
Los presos están más cerca de la familia. Además, les otorgan licencias para salir, especialmente cuando se acerca el final de la sentencia.
Suecia propone un régimen abierto en las cárceles desde 1970. Los presos por manejar en estado etílico son dirigidos a estos centros. En estas hay responsables y representantes entre los internos. Las celdas y las duchas son individuales, así tienen intimidad.
La primera obligación que tienen es trabajar: en la ciudad, por la propia institución penitenciaria, en la cárcel en la limpieza, cocina y jardinería. Los que tienen un buen comportamiento pueden disfrutar dos semanas al año con su familia.
En Suecia se cerraron cárceles, porque cada año baja la tasa de delincuencia. Por ejemplo, entre 2011 y 2012, el número de presos bajó el 6%.
Noruega es otro país que acoge varias cárceles abiertas y que prioriza una humanización de los privados de libertad. La mayoría de los reos pasa por la centros de rehabilitación “cerrados”. La idea es prepararlos gradualmente para la vida que tendrán fuera de la prisión.
La cárcel noruega Barvoey es conocida como “ecológica y humana”. Uno de los lemas es “educar más que castigar”. Hay 115 presos. Trabajan para satisfacer las necesidades de la prisión: agricultura biológica, pesca y ganado.
Además, se practica el reciclaje de los desechos y la recuperación de la energía solar. Los guardias comen con los presos para favorecer la vida en grupo y el espíritu de familia.
Otros países
Bélgica, Suiza y Luxemburgo, Francia y Polonia también tienen cárceles abiertas.
En Francia, la cárcel Casabianda, creada en 1948, acoge a 190 presos condenados por infracciones sexuales intrafamiliares. En Polonia, hombres, mujeres y menores de edad pueden acceder al régimen abierto.
Las cárceles y sistemas penales dependen de las culturas y de la propia criminalidad de los países. (I)
Fuente: El Telegrafo