En Quito hay un promedio de siete atropellados por día
Es el usuario más frágil de las vías. El peatón, en la calle, es totalmente vulnerable. Un vehículo puede pesar entre una y tres toneladas, por lo que un impacto a alta velocidad representa un riesgo inminente.
Desde el 1 de mayo hasta el 12 de julio del 2015 han ocurrido 454 atropellos en las calles de Quito que dejaron 496 personas heridas y 16 fallecidos. Es decir, un promedio de siete personas atropelladas por día.
Las muertes de una bebé la noche del miércoles 13 de julio en las inmediaciones del Quincentro, y de un ciclista en la mañana de ese día en La Ofelia, ambos sucesos en el norte de Quito, causó conmoción. Las dos víctimas fueron embestidas por automotores (el ciclista fue atropellado por un bus urbano). Ese día, dos mujeres también fueron arrolladas, una universitaria en las inmediaciones de la Universidad Católica y una adulta mayor en el sector de Carapungo; ellas resultaron con lesiones.
¿Cuán letal puede ser el impacto de un vehículo en la calle? Para Jesús Gómez, técnico en ingeniería de tránsito, la velocidad es el elemento de mayor importancia durante un evento de este tipo.
El experto sostiene que la única forma de minimizar el impacto es reduciendo significativamente la rapidez a la que se conduce un automotor, sobre todo en las zonas pobladas.
La velocidad de impacto, es decir el golpe, es determinante. Si un vehículo circula a 20 kilómetros por hora y golpea a una persona, el riesgo de que el peatón pierda la vida es del 4%. Si el auto va a 30 km/h, el riesgo aumenta al 9%, si va a 40km/h, el riesgo es del 25%. Pero si el vehículo va a 50 km/h (velocidad máxima permitida en las zonas pobladas), hay un 90% de riesgo de muerte.
No obstante, también es determinante la edad del peatón, su estado físico, ya que no es lo mismo que la víctima sea una persona de la tercera edad que un joven.
Las estadísticas de la escuela de conducción Aneta evidencian que en más del 70% de los atropellos el conductor virtualmente no tiene posibilidad ni tiempo para evitar un incidente.
Si un auto circula a 50km/h, significa que se desplaza 14 metros por segundo. El tiempo promedio de reacción de un conductor es de 1,5 segundos. Eso significa que si una persona maneja a la velocidad mencionada y avanza a ver que un peatón se cruza en el camino, en el mejor de los casos, va a lograr detenerse a 21 metros. Por lo que, si el peatón se cruza a 10 metros, o menos, el golpe va a ser inevitable. Precisamente por eso los estudios indican que en la mayoría de los casos, la velocidad de impacto es igual a la velocidad que el vehículo tuvo cuando observó al peatón, revela Gómez.
Alfredo Viteri, experto en movilidad, señala que los lugares más propensos a atropellos son aquellas zonas donde hay gran afluencia de gente, como escuelas, colegios, estadios, centros comerciales, locales de comida, parques. Por lo que en esas zonas, es recomendable reducir la velocidad a la mitad de lo establecido, es decir 25 km/h. Más aún si el clima no es favorable, es decir si hay presencia de neblina o de lluvia.
Con eso coincide Gómez y aclara: “Las velocidades máximas establecidas en cada vía para vehículos livianos (urbanas 50km, perimetrales 90km y carretera 100 km ) nunca deben ser la meta. En lo posible, para reducir el riesgo, se debe bajar al menos unos 10km, en condiciones favorables”.
Ambos especialistas dan recomendaciones a los conductores para evitar desgracias. Por ejemplo, antes de abrir la puerta del vehículo, cerciorarse de que no vienen personas caminando, en bicicletas o en motocicletas.
Mientras una persona conduce un vehículo, debe escanear la vía, es decir crear lo que se conoce como burbuja de seguridad. Eso se consigue mirando concentradamente hacia adelante, y hacia los retrovisores derecho, izquierdo y central, cada 8 o 10 segundos.
El conductor debe saber que el ciclista o el motociclista circula a menos de un metro y medio de distancia y que en ocasiones (aunque no debería), zigzaguea y pasa por el medio de los autos para rebasarlos, por lo que un ligero movimiento puede hacer que este se golpee contra el retrovisor, o las latas del auto.
Es importante retirar cualquier elemento que llame la atención dentro del vehículo, como espejos bamboleantes, CDs que reflejen el sol, o cualquier aparato que distraiga.
El conductor tiene tres tipos de distracciones: la física o manual, la visual y la mental. La primera se produce, por ejemplo, cuando la persona quiere cambiar de emisora o tomar algo de la gaveta. La segunda, cuando el conductor desvía la vista de en frente y la dirige hacia el interior el vehículo o hacia un lado de la vía para poder observar o leer algo. Y la tercera cuando su pensamiento se centra en otra situación.
Para tener una idea, cuando se contesta una llamada o un mensaje por celular, los tres tipos de distracciones funcionan simultáneamente.
Otra de las recomendaciones es jamás conducir en estado de embriaguez. El haber consumido licor afecta la capacidad de reacción del conductor. Si una persona que pesa 180 libras toma una botella de cerveza, su tiempo de reacción se duplica.
El conductor debe manejar a la defensiva, pensando siempre que en cualquier cruce, una persona podría saltar a la vía.