#Deportes: Dos técnicos ‘bielsistas’ sueltos en Chile
Rebelde, bromista, ‘trabajólico’, admirador de Rafael Correa y Néstor Kirchner y tan loco como su ídolo Marcelo Bielsa, a quien le llegó a dedicar 14 horas diarias de su vida, el técnico argentino Jorge Sampaoli está a un paso de hacer historia con la selección de Chile.
Mañana se sentará en el banquillo de un seleccionado que nunca ha ganado nada. Y está a solo 90 minutos de alzar el trofeo de la Copa América, nada menos que ante Argentina, su patria natal y de donde salió a conquistar Sudamérica desde su pequeño pueblo de Casilda, a 56 kilómetros de la ciudad de Rosario, donde nació Lio Messi.
La historia de Sampaoli merece una película. Su padre policía lo salvó varias veces de las garras del régimen militar, cuando admiraba a Ernesto ‘Che’ Guevara. “El sufría mucho por mi culpa en la época de la dictadura. Me detuvieron varias veces por hacer reuniones. Tuve la suerte de que él trabajara para la policía, si no yo hubiese sido un desaparecido más. Mi papá en un momento fue avisado de que podía haber problemas conmigo… Generábamos grupos para combatir la represión, que estaba muy jodida”, contó hace unos años en Chile.
Su vida siempre pasó por el fútbol, pero una fractura de tibia y peroné lo sacó de las inferiores de Newells All Boys cuando solía ir en micro a Buenos Aires cada 15 días para ver a su amado River Plate. A partir de allí jugó de carrilero en equipos amateurs de su pueblo y luego dirigió al Alumni, de la liga casildense, con una pasión que haría sonrojar hasta al mismo Bielsa.
En esa misma época fue cajero del Banco Provincia de Santa Fe y oficial del Registro Civil en el vecino pueblo de Los Molinos, donde llegó a casar a varias parejas y firmar actas de nacimiento y defunción.
Cuenta la historia que una foto le cambió la vida. Como técnico del Alumni, en una final del torneo regional, se pasó de la raya y el árbitro lo expulsó. Pero la cancha no tenía tribunas. Entonces, para ver mejor, se subió a un árbol y dio indicaciones a sus jugadores aferrado a una rama. Un reportero del diario La Capital de Rosario lo vio y sacó una imagen que se publicó al otro día como nota de color. Era 1995 y su vida dio un giro inesperado. El entonces presidente de Newells, Eduardo López, quedó conmovido por la imagen y lo nombró entrenador de un equipo filial, Argentino de Rosario, en ese momento en la tercera categoría del fútbol argentino. Era su gran oportunidad.
Pero no fue profeta en su tierra. En el 2002 se mudó a Perú, donde dirigió a Juan Aurich, Sport Boys, Coronel Bolognesi y Sporting Cristal. En el 2008 viajó a Chile, donde entrenó a O’Higgins y luego pasó por Emelec, donde conoció al presidente Correa.
“En Ecuador, a Rafael Correa, gran hincha de Emelec, cuando lo secuestraron (en el intento de golpe del 30 de septiembre de 2010), justo jugábamos el clásico contra Liga y él, en ese difícil momento, se dio tiempo y me llamó por teléfono, porque ya teníamos un contacto fluido”, afirmó en Santiago en un reportaje publicado en el libro “La historia de la ‘U’ (la Universidad de Chile) más exitosa de todos los tiempos”. De Ecuador volvería a Santiago para dirigir a ese histórico equipo de la ‘U’ que se coronaría campeón de la Copa Sudamericana en el 2011, su primer título internacional. De allí pasó a la selección chilena, a la que llevó a octavos de final del Mundial de Brasil 2014.
“Con Rafael Correa los encuentros se produjeron en base a que el presidente es hincha de Emelec y Sampaoli dirigía a ese equipo. Lo ha invitado a actos públicos y mantuvieron buenas charlas, en las cuales Correa le preguntaba a Sampaoli sobre fútbol y Sampaoli le preguntaba a Correa sobre política, ya que a Jorge le simpatiza el modo de gobernar de esta clase de líderes como él y Néstor Kirchner”, dice a EL TELÉGRAFO el periodista Pablo Pavan, quien se crió a metros de la casa de Sampaoli en Casilda y escribió el libro “No escucho y sigo”, biografía sobre el técnico argentino.
Las anécdotas sobre su obsesión por Bielsa, quien también se ganó la idolatría del hincha chileno tras su exitoso paso por La Roja, son increíbles. Cuando Bielsa dirigía a la selección argentina, Sampaoli solía viajar 350 kilómetros a Buenos Aires solo para seguir los entrenamientos con prismáticos desde el alambrado que bordea el predio de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) en la localidad de Ezeiza. Estaba a 300 metros de la cancha.
“Puedo decir que durante mucho tiempo fue una especie de ídolo. Le puedo decir que en ese tiempo yo pasaba al menos 14 horas al día pensando en él; viendo videos de charlas suyas, partidos. Me acuerdo que salía a trotar y en el walkman llevaba grabaciones de conferencias de Marcelo y yo trataba de automatizar lo que escuchaba. Estaba todo el día con mi cabeza en Bielsa”, afirmó.
Y agregó: “Lo que hice con él fue espiarlo durante 10 años. Espiarlo en los entrenamientos, en sus trabajos. Cuando cerraba el predio tenía que buscar una forma de escabullirme, era muy complicado, pero siempre me las ingeniaba”.
Mañana Sampaoli jugará el partido más importante de su vida. “Es un ‘trabajólico’, un apasionado, un fanático de su trabajo. Obstinado y serio como profesional y todo un personaje fuera de las canchas. Anda a paso urgente por la vida y provoca a familiares y amigos a través de sus bromas. Es muy apegado a sus raíces, en Casilda, donde residen sus dos hijos y sus amistades más profundas”, dice Pavan.
Y concluye: “Lo que pasará en el futuro será cuestión de quienes toman determinaciones, aunque de todas formas su contrato establece participar de las Eliminatorias para el Mundial 2018. Su nombre se cotiza cada vez más alto, y eso conlleva a que aparezcan diferentes propuestas. Él es una persona que vive el día a día y eso lleva a que su prioridad sea protagonizar la final de la Copa América”.
Chile le rinde hoy a Jorge Sampaoli tanta o más pleitesía que a su ídolo Marcelo Bielsa.
‘Tata’ quiere entrar en la historia
Gerardo ‘Tata’ Martino se dio un lujo del que pocos pueden presumir en su carrera de futbolista. Jugó 15 minutos compartiendo el medio campo con Diego Maradona mientras Lionel Messi, con tan solo 6 años y de la mano de su padre, lo idolatraba desde la tribuna.
La anécdota ocurrió el 7 de octubre de 1993. Maradona regresaba a Argentina tras su paso por Europa para vestir la camiseta de Newells Old Boys de Rosario, donde Martino era ídolo como caudillo del círculo central. Fue en un amistoso frente a Emelec. ¿El resultado? 1 a 0 para el equipo rosarino. Messi, por entonces un ‘pibito’ fanático de ‘Ñuls’ –como se conoce al club rojinegro- disfrutaba en la grada. Pero Martino se desgarró por correr un pelotazo sin destino de Maradona y debió dejar el campo de juego.
Ambos compartirían más tarde 4 partidos oficiales con la misma camiseta, que el ‘Tata’ vistió 505 veces en su carrera, convirtiéndose en el jugador con más presencias en la historia de Newells. Una de las plateas de la cancha del Parque Independencia lleva su nombre.
Martino, que ya no recuerda por qué le dicen ‘Tata’, tiene mañana una cita con el destino. Disputará como técnico su segunda final consecutiva de Copa América. En Argentina 2011 se fue con las manos vacías. Su Paraguay, que había sido sensación en el Mundial de Sudáfrica perdiendo en cuartos de final con el futuro campeón España por 1 a 0 tras desperdiciar un penalti con el marcador en blanco, cayó 3 a 0 ante Uruguay. Ahora, con el seleccionado argentino, se jugará a todo o nada la gloria ante Chile en el estadio Nacional de Santiago.
“En un país tan resultadista como Argentina el hecho de ganar una Copa América lo pondrá en un lugar importante de la historia del fútbol argentino”, dice a EL TELÉGRAFO Sebastián Garavelli, autor del libro “El ‘Tata’ Martino, de Rosario al Camp Nou”.
Martino es un tipo sencillo. En su primer año de escuela secundaria compartió aula con el cantante Fito Páez, quien en las fiestas escolares “se encargaba de la música”. La vida los separaría. El ‘Tata’ es hoy un nombre reconocido en su país, todo lo contrario del técnico de la selección de Chile, Jorge Sampaoli, con quien comparte el rótulo de “bielsista”, como se conoce a los seguidores del extécnico de Argentina y Chile, Marcelo Bielsa, quien lo dirigió en ‘Ñuls’ en los años 90.
Como uno de los mayores ídolos de la historia de Newells, Martino jugó algunos partidos con la Albiceleste dirigida por Carlos Bilardo, quien lo dejó fuera del Mundial 1986. Jugó 15 años en el equipo de su ciudad y tuvo pasos fugaces en el Tenerife español y el Lanús argentino. Hasta que decidió cortar el cordón umbilical y quemar los últimos cartuchos primero en el O’Higgins de Chile y por último en el fútbol ecuatoriano, donde recaló en el Barcelona de Guayaquil y se retiró del fútbol. Con los ‘canarios’ disputó 5 partidos y no marcó goles.
De su paso por Chile algunos compañeros recuerdan anécdotas imperdibles, como aquella vez que salió a jugar un partido en zapatillas y no con botines. Cuando iba rumbo a la cancha el preparador físico Ariel Palena le marcó con los ojos los pies. El ‘Tata’ tuvo que volver al vestuario.
Su paso por el ‘Ídolo del Astillero’ en 1996 “fue significativo, no tanto por Barcelona y el país en sí, sino porque era el típico jugador condenado a jugar y retirarse en el equipo de toda su vida (Newells). Estadísticamente creo que fue anecdótico lo que hizo allá”, recuerda Garavelli.
“Ya me había retirado un tiempito antes, pero quise darme un gusto y fui pero ya era un exjugador”, admitió Martino en 2007 en una entrevista con El Gráfico.
Tras su retiro comenzó una exitosa carrera como técnico que lo llevaría a Instituto de Córdoba, Libertad (5 títulos en dos etapas) y Cerro Porteño (2 campeonatos) de Paraguay, Colón de Santa Fe, la selección paraguaya, Newells (un título) y el Barcelona de Messi, donde se reencontró con ese niño que lo seguía desde la tribuna y vivió una de sus grandes frustraciones, ya que no pudo sacar campeón a un equipo plagado de estrellas. Pero tuvo un premio extra: tras su salida, fue nombrado entrenador del seleccionado argentino.
Garavelli sostiene que Martino “es un memorioso de su época como jugador. Si bien es determinante en su idea de juego, es producto de lo que los jugadores expresan dentro del campo. No es un gran interventor, pero sí un buen observador. No va a imponer su idea a la fuerza, mira lo que sus jugadores tienen ganas de dar y son capaces de dar y lo administra bien”.
En la selección argentina asumió el 12 de agosto de 2014, poco después del subcampeonato mundial logrado en Brasil por Alejandro Sabella. Tiene la vara muy alta en un país donde solo ser campeón tiene sentido. Mañana tendrá la oportunidad de entrar en la historia del fútbol argentino después de 22 años sin títulos, el último de ellos en la Copa América que se disputó en Ecuador, en 1993.
Pero Martino no se agranda. Ni siquiera tiene representante. Sigue siendo el mismo personaje humilde y sincero, como cuando aquella vez, tras eliminar su Paraguay con mucha fortuna a Brasil por penaltis en la Copa América de 2011, afirmó: “Lo único que se puede decir es que tuvimos sacrificio, buen arquero y culo (suerte), mucho culo”. (I).
Fuente: Diario El Telégrafo.