Alejandro Sanz confiesa que han habido momentos en los que ha perdido el piso
Alejandro Sanz comenzó a apretar el acelerador hace 25 años cuando publicó Viviendo deprisa (1991) y se convirtió en un bólido sin apenas “pit stops” que, ante su próxima gira multitudinaria, reconoce en una charla con Efe que en esa carrera -nunca mejor dicho- es normal perder a veces el norte.
“En el camino del éxito, en cualquier profesión, siempre hay momentos en los que pierdes la perspectiva. Hay momentos en los que crees que tienes que salvar el mundo, otros en los que crees que nunca habrá nadie que te baje de ese escenario y que siempre estará todo lleno. Luego la vida te da un par de zascas y te devuelve a la realidad”, confiesa el músico madrileño.
Estos días ensaya la gira de presentación de su más reciente álbum, Sirope (2015), que arrancará el 30 de julio en Córdoba, un día antes de recalar en Algeciras (Cádiz), la tierra de su padre, además del lugar donde vio su primer concierto (de Joan Manuel Serrat), y donde, durante una actuación de Paco de Lucía, soñó con subirse a un escenario.
“Sirope cuenta la historia desde que empecé a tener el sueño de subirme a un escenario hasta que por fin me subo. Es una forma de decirle a la gente que cuando tienes un sueño, lo mejor que puedes hacer es agarrarte muy fuerte a él y luchar por ello”, revela.
En esa mirada atrás a sus inicios, hubiera sido una falta importante no recuperar una canción mítica como Pisando fuerte, que no había vuelto a cantar desde su primera gira. Sanz informa que para este “tour” volverá a cantar ese tema de post-adolescencia.
“Eso sí, la hemos reinventado porque, si no, no había manera de introducirla”, precisa ante un tríptico de pantallas gigantes que simulan una calle neoyorquina, en línea con la producción musical más soul, funk y jazzística de su disco.
En su opinión, esta gira “es muy roja, como el sirope”, y como en el caso de la anterior, la de “La música no se toca” (2012), vuelve a tener en el techo uno de sus puntos fuertes.
Un gran diamante formado por tubos de led sube y baja rodeado de un mar ondulante de estructuras triangulares, formadas igualmente por tubos luminosos mientras canta Un zombie a la intemperie.
“Yo me cago de miedo aún cada vez que me subo a un escenario. Me siento muy responsable de lo que va a pasar y quiero que a la gente se le devuelva lo que ha pagado”, asegura.
Fuente: ritmoson.tv