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Quiñónez corre contra el tiempo para clasificar a Panamericanos

Álex Quiñónez estaba sentado, a las 08:00 del miércoles pasado, en una banca del Parque Samanes. Tenía la mirada fija en el estadio ‘Chucho’ Benítez, mientras escuchaba salsa y esperaba que llegara su entrenadora, la cubana Yosvania Molina.

Sus constantes movimientos de piernas hacían pensar que tenía ansiedad por correr o bailar. Estaba concentrado, pero cuando EL TELÉGRAFO lo abordó, con educación se retiró sus audífonos y puso en mute (silencio) el reproductor de música de su teléfono celular.

Quiñónez no tenía muchas ganas de conversar, pero cuando este diario le preguntó por qué estuvo ausente de las pistas durante casi 5 meses, el corredor entró en confianza y empezó a contar lo mal que le ha ido, deportivamente, desde que tuvo la infección estomacal que le impidió correr en el Iberoamericano de Brasil, que se disputó en agosto de 2014.

“Comí algo que me hizo daño, estuve en cama sin poderme levantar, y eso sin contar las constantes gripes que contraje el año pasado”, contó Quiñónez, que tuvo una temporada marcada por la irregularidad y la falta de entrenamientos.

“Estuve con vómitos, dolor de cabeza y sin fuerzas. Pasé por momentos difíciles, no podía ni pararme de la cama, por eso no competí en el Festival Panamericano de México”, explicó el velocista.

El atleta, que fue el séptimo hombre más veloz del mundo en los 100 metros de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, se entrena todos los días en la pista atlética del estadio ‘Chucho’ Benítez, ya que la del Modelo Alberto Spencer no está en buenas condiciones.

Durante los 5 meses de inactividad perdió la oportunidad de clasificarse a los Juegos Panamericanos de Toronto, por lo que ahora corre contra el reloj para inscribir su nombre en la selección.

“Debo ratificar la marca (tiempo) de 20 segundos y 25 centésimas en el Grand Prix de Cuenca para representar al país en Canadá; estoy confiado en clasificar”, indicó el corredor esmeraldeño.

Quiñónez quiere volver a la élite del atletismo. Sabe que el camino es duro, pero confía en que con trabajo y determinación podrá hacerlo.

“Tengo un mes para demostrar al país, a la Federación Ecuatoriana de Atletismo (FEA) y la IAAF (Internacional de este deporte) que tengo el tiempo para ir a los Juegos”, señaló evidentemente motivado.

Correrá en el Grand Prix que será en marzo, en Cuenca, para ratificar su marca; estará junto con su amiga y compañera de entrenamiento Celene Cevallos.

Otro ‘plus’ que motiva a Quiñónez a correr para estar en los podios internacionales es Ashley Alexia, su hija de 5 meses.

“Ahora que soy padre me siento más comprometido para sacar adelante a mi hija, por eso estoy entrenando fuerte todos los días”, acotó el velocista, que tiene una foto de su esposa e hija como fondo de pantalla en su teléfono celular.

Su entrenadora ha sido fundamental para que vuelva a comprometerse con el alto rendimiento. Aparte que Yosvania, dijo Quiñónez, es una excelente amiga.

Antes de fin de año, se entrenó en Miami (EE.UU.) con Cevallos e Inara Cortez, quien pertenece a la selección de Guayas, pero hasta el momento la FEA no le ha comunicado nada sobre el lugar de concentración que tendrán antes del Grand Prix, por lo que él no pierde el tiempo para ponerse en forma. “Escuché que iban a llamar a la selección de atletismo en Carpuela (Ibarra), pero no sé todavía”.

Quiñónez es consciente de que la posibilidad de ir a Toronto está viva. El Grand Prix de Cuenca será la primera de las 2 oportunidades que tendrá para clasificarse. La segunda  opción son los Juegos del Alba. Yosvania Molina está convencida de que Quiñónez llegará a Toronto en buen nivel. “Álex no ha perdido masa muscular, lo que le resta es coger ritmo de competencia; de seguro ratificará la marca para ir a Toronto”.

Fuente: Diario El Telégrafo.