Una imagen fragmentada deja el CNE luego de la crisis
A Paúl Salazar no se lo ve por los pasillos del Consejo Nacional Electoral (CNE). Desde que el pasado 16 de enero perdió su cargo de presidente en el que apenas duró ocho días para cedérselo a Juan Pablo Pozo, no ha ido a ocupar su nuevo despacho. Si durante 3 años, como vicepresidente, se instaló en la oficina del segundo piso frente a la de Domingo Paredes, entonces presidente, ahora ninguna de las dos son suyas. Ayer se realizó el primer Pleno del CNE luego de la crisis interna que derivó en la asunción de Juan Pablo Pozo como primer personero del organismo electoral, el viernes pasado. Salazar no acudió. Estuvieron todos los demás vocales. Nubia Villacías, como vicepresidenta, y los vocales Carlos Tayupanta y Ana Marcela Paredes. Según dijo Pozo ayer 20 de enero por la mañana, cuando dio una rueda de prensa para explicar cuáles serán los ejes de trabajo de los primeros 90 días en su cargo, Salazar se había excusado por motivos personales. Fue una sesión en la cual imperó la normalidad. Pero el CNE dejó una imagen que, según algunos exfuncionarios del organismo electoral, desde los tiempos en que se llamaba Tribunal Supremo Electoral (TSE), no se había dado, aunque el organismo siempre tuvo momentos difíciles, pero nunca una segunda votación en el lapso de una semana para cambiar de presidente. Muchos se preguntan cuáles fueron las razones para que sea el mismo Salazar y Tayupanta, a la sazón presidente y vicepresidente, quienes pusieran a consideración el resultado de la sesión de ocho días antes. ¿Cuáles fueron los motivos? Nadie lo sabe. Salazar no contesta el teléfono y no ha dado explicación alguna. Eso hace sospechar a varios de que hubo una “fuerza superior” o “una orden de arriba” para tomar una decisión que no ha sido frecuente en un organismo encargado de las elecciones. El exvicepresidente del TSE, Medardo Oleas afirma sin ambages que “Alianza País se tomó el control total del Consejo Nacional Electoral”. Y no solamente el control, sino que lo ocurrido es el reflejo de un conflicto al interior del movimiento político que, estando en el poder y siendo tan grande, los distintos grupos que la conforman disputan la hegemonía. Con Oleas está de acuerdo David Rosero, vocal del Cpccs. “Lo que ha acontecido en el CNE es una prueba más de lo que ha venido sucediendo en anteriores ‘concursos’, lo nuevo de este asunto es que ahora las pugnas internas de facciones del Gobierno por el poder, ahora son públicas y evidentes”, sostiene. No es de la misma opinión otro exconsejero del CNE de transición, Carlos Cortez. Tiene un argumento: “cuando se toma una resolución en el CNE esta puede ser reconsiderada en la próxima sesión”. No se puede hablar de inestabilidad ni crisis como tal en el CNE por las dos elecciones en una semana, afirma Carlos Aguinaga, expresidente del TSE. “Lo que no hubo fueron los acuerdos necesarios para la elección y más aun cuando la representación de los vocales tiene una sola orientación de carácter política”. Pero es ahí donde se da la crisis institucional, no solamente del CNE sino del país y que es el origen de todo el conflicto, según Oleas. Y encuentra como primer responsable al Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (Cpccs) por haber “hecho concursos donde todo está arreglado”. Fausto Camacho, por ejemplo, es una de las partes interesadas. Fue miembro del Consejo Nacional Electoral transitorio que se formó luego de la aprobación de la Constitución de Montecristi. Su experiencia, sin embargo, no le sirvió para ser uno de los mejores puntuados en el último proceso de selección. Pero si bien esto le afecta, no es tanto como con otros procedimientos que, en sus palabras, vician de nulidad lo realizado. Ese es el caso, sostiene Camacho, de que no fuera Solanda Goyes, la segunda mejor puntuada, quien ocupara la silla que dejó Gloria Toapanta apenas siete días después de haber sido posesionada luego del proceso de selección en el Cpccs. Para Cortez, en cambio, Goyes no estaba habilitada para ello por una simple razón: se había negado a ser posesionada como vocal suplente. “Quiero ser muy claro”, dijo Pozo ante los cuestionamientos realizados a los hechos de la semana pasada. “Los debates, los disensos son parte de la construcción democrática” y que todos, incluido Salazar, trabajarán para “fortalecer la institucionalidad”, pero negó que en el fondo de todo subyaga el conflicto de intereses de Alianza País. Para la directora ejecutiva de la Corporación Participación Ciudadana, Ruth Hidalgo, la imagen de “transparencia” que debe tener un organismo electoral queda en entredicho. Y es algo que aún queda pendiente porque nada se ha aclarado de la crisis de las firmas para la inscripción de las organizaciones políticas en el 2012 o la plataforma electrónica para las elecciones seccionales del año pasado. Por el momento, el primer paso del CNE será la renovación del Consejo de Participación Ciudadana. Durante el Pleno de ayer, se consensuó convocar el próximo lunes 26 hasta el viernes 30 de este mes, las organizaciones sociales para que conformen las veedurías ciudadanas para este nuevo proceso de selección.
Fuente: Diario El Comercio